Hoy día, los clubes mexicanos clasifican directamente a la Copa Libertadores: dos entran al bombo el día del sorteo de grupos y uno disputa una reclasificación previa, a partido de ida y vuelta. Pero antes, en los albores de su participación en dicho torneo, los clubes mexicanos debían pagar un derecho de piso.
Era una ruta sin atajos. Dos torneos previos para jugar la máxima competición de clubes del continente americano. El primero se denominaba "Pre-Pre-Libertadores" (aunque el nombre oficial era "Selectivo Pre-Libertadores"), que conjuntaba a equipos estrictamente mexicanos y de donde saldrían dos clasificados que contenderían en la "Pre-Libertadores", un cuadrangular entre los dos equipos mexicanos vencedores de la "Pre-Pre-Libertadores" y dos venezolanos, que definiría a los dos conjuntos que competirían en la Copa Libertadores.
La "Pre-Libertadores" se jugó entre 1998 y 2003. El torneo siempre fue ganado por un equipo mexicano, todos distintos: Guadalajara, Monterrey, América, Atlas, Cruz Azul y Pumas. De los doce cupos que se disputaron a lo largo de los seis años que duró, sólo dos correspondieron a clubes venezolanos: en 1999, Estudiantes de Mérida se hizo con el segundo puesto del cuadrangular, mientras que en 2001 fue el Deportivo Táchira quien compartió pasaje con el Cruz Azul.
A partir de la edición de 2004, los clubes mexicanos se rifaban su boleto a Libertadores vía un torneo disputado a inicios de año: el célebre e insólito Interliga. Ya no debían pasar cuota por Venezuela. Fue en 2010 cuando se llevó a cabo la última edición del Interliga, con victoria del Monterrey. Desde ese entonces, el método de clasificación a Libertadores depende de la tabla general en el torneo Apertura del año anterior y de la CopaMX: los primeros dos lugares clasifican directamente al certamen, mientras que desde 2014 el tercero es designado a partir de un enfrentamiento único entre los dos campeones de las dos ediciones anuales de la CopaMX (SuperCopaMX).