Todo comenzó como un hobbie, la ilusión de un niño por tener una colección de luchadores propia. De la ilusión vino el aprendizaje, del aprendizaje la pasión y de la pasión el trabajo creativo artesanal que hoy se conoce como “Gorditoys“.
De esta manera se podría resumir el camino que ha tenido que recorrer Julio Flores, mejor conocido como Mask Tlatoani, para expresar la emoción y el amor que siente por la Lucha Libre. Aunque su trabajo no sólo incluye los gorditoys, porque además vende figuras personalizadas (customs), playeras, calcomanías, se puede considerar a estos muñecos pachoncitos y apapachables como su producto estrella.
Como muchos, Mask Tlatoani conoció la lucha libre a través de la televisión; luego un tío le compró los tradicionales muñequitos de plástico de luchadores. De ahí nació la curiosidad de darles una “personalidad” a esos muñecos, para ello los pintaba para variar sus atuendos. El ir dotando de nuevas características a estas figuras y que se parecieran a sus ídolos, lo llevó a experimentar con diversos materiales, así su colección fue aumentando, a la par de su anhelo de conocer en persona al luchador en cuestión.
Poco a poco su arte comenzó a crecer, complementado con sus conocimientos como Diseñador Gráfico, que le dio los elementos necesarios para tener diseños personalizados para las piezas que trabajaba.
Fue en los años 90’s cuando por su mente cruzó la idea del “luchador gordito“, aunque estuvo un tiempo reservada en lo que encontraba la forma de materializarla con su sello personal y que tuvieran la calidad ídonea.
El proceso para la elaboración de un gorditoy podría resumirse así: seleccionar la imagen del luchador a trabajar, diseñar el muñeco de acuerdo a sus características principales (vestuario, máscara, peinado y/o maquillaje, u otra señal distintiva) y proceder a la imagen vectorial. Los gorditoys se imprimen en tela y de ahí se rellenan para que cumplan con el concepto de “gorditos”.
El trabajo de Mask Tlatoani ha tenido gran proyección nacional e internacional. Incluso ya diseña sobre pedido de los mismos luchadores, que solicitan los muñequitos para ofrecerlos a sus fans. El tamaño de las figuras es variable, desde el pequeño llavero o la almohada hasta el gorditoy jumbo de 1 metro, que ha sido un verdadero éxito entre los niños.
Con ello queda demostrado una vez más que la Lucha Libre es fuente de inspiración y creatividad, teniendo como resultado, verdaderas obras artesanales.