¿Cómo está viviendo este Mundial como asesora de Francia?
—Estoy nuevamente viviendo la competición y en el círculo de la sincro. Estoy muy contenta. Me encargué de la coreografía de equipo técnico y creo que marcamos un punto de inflexión, realizando movimientos más rápidos y mejorando lo artístico. Las chicas no son profesionales y no tienen ayudas. Apenas se juntan todas diez horas a la semana. Para lo que trabajamos, el resultado es bueno.
—¿Han cambiado tanto los criterios a la hora de puntuar desde 2013?
—Sí, y por eso se explica porqué Japón está arriba. La ejecución y la técnica son elementos ahora más importantes. Ellas han apostado por la precisión, recuperando a la entrenadora con la que estaban en las medallas.
—¿La sincro entra en un nuevo orden internacional?
—Sí. La fuerza de los Juegos ha empujado a Japón a volver a estar arriba. Y la sincro es un deporte tan minoritario que o estás en las medallas o no existes.
—¿Cómo ve el descenso de España y a qué lo achaca?
—Ha bajado el nivel de ejecución y de perfección en las coreografías. Se han intentado conseguir resultados con otro estilo y no se ha conseguido, quizás este modelo de entrenamiento no es el idóneo.
—¿La juventud del grupo es la explicación?
—Puedes buscar explicaciones. Pero Rusia y China también hacen renovaciones y siguen ahí. En 2007, China era quinta y al año siguiente ganó medallas en los Juegos. El mejor año de mi carrera fue 2009, en Roma, cuando realmente vi que éramos un equipo profesional de mujeres. Saborearon la competición y el milagro del oro en el combo. Eso se consigue cuando una cree en los sueños. Luego, cambiamos muchas integrantes del equipo y no volvimos a competir hasta 2011 donde nos mantuvimos. Hay que buscar cuál es la mejor estrategia y manera de gestionarlo para hacer este tipo de relevos.
—Si a usted le encargasen un estudio sobre el descenso de España, ¿qué soluciones propondría?
—Volver a trabajar como se trabajaba. Hay que cuidar mucho la calidad individual de los nadadores e innovar. La estrategia no debe ser copiar sino intentar buscar nuevo talento para desarrollar. México, por poner un ejemplo de este campeonato, está haciendo circo en el agua, y los jueces toman nota de esta innovación. España tenía un equipo de calidad, pero a la hora de tomar decisiones la diferencia está en la experiencia: si la tienes puedes ser capaz de cambiar una situación.
—¿Cómo ve que Ona no nade las pruebas de equipo?
—Un equipo como España no puede tener lujos. Solo lo hace Rusia y porque cualquiera de sus nadadoras sería la mejor. España no está escogiendo a las mejores para las pruebas de equipo. Es necesario que haya una líder que dé ejemplo. Gemma le pasó el testigo a Andrea y esta a Ona, pero ¿luego?
—¿Qué le parece el dúo y los cambios que se hacen en busca de la compañera ideal de Ona?
—Habría apostado por otra nadadora. Veo precipitado que a un año de los Juegos decidas probar otra pareja. Si no te sale bien, lo pagas caro. Bajar cuesta poco, pero subir… En la sincro siempre gana el que entrena más y mejor. Las japonesas lloraron cuando ganaron la medalla. Cuando consigues resultados vale la pena el esfuerzo y surge una nueva motivación. Para solucionar los problemas lo mejor es hacer autocrítica.
—¿Ha cobrado ya de la Federación Española?
—No.