El pasado verano, Ross Barkley tuvo más de medio pie fuera del Everton, que se negó a dejarle salir, y ahora está en la sombra del Goodison Park debido a la lesión que ha atravesado y de la que continúa recuperándose. A sus 24 años, el centrocampista ha ido demostrando cada temporada la calidad que tiene, siendo un gran llegador de segunda línea con exquisito golpeo.
El Chelsea quiso, con insistencia, vestirle de blue en el mercado estival, pero la intransigencia del Everton a una venta marcó la limitación del cuadro de Londres. Los toffees no tenían mente aceptar una oferta por uno de sus jugadores más valiosos e insistían en una renovación que el internacional inglés no estaba dispuesto a firmar, con la idea en mente de volar hacia tierras más fértiles de opción a título. Al final, la ventana de traspasos venció, el futbolista no salió pero tampoco renovó en una situación que acabó dejando al equipo de Liverpool en una mala posición.
Barkley cayó lesionado el pasado 14 de agosto y desde entonces no ha vuelto a los terrenos de juego, no habiendo disputado ningún minuto en la presente temporada. Según Liverpool Echo, tanto Chelsea, en vuelta a su interés, como Tottenham se ofrecen como destino para el centrocampista que acaba contrato a final de temporada y cuyas prestaciones piensan que volverán al máximo nivel una vez que vuelva a los terrenos de juego.
Para entonces, el Everton habría perdido gran parte del papel exigible que tendría por el jugador y más allá de la pérdida de valor sufrida por estos meses inactivo, deberá bajar ampliamente sus expectativas de ingresos de querer sacarle en la ventana invernal. Eso, si desde el club quieren tener algún tipo de ganancia por su salida.