Katie Ledecky añade su tercer oro a la colección de medallas que está obteniendo en este Mundial de Kazán. La final de los 200 libre, la prueba más difícil para la estadounidense, se saldó con un triunfo casi incontestable (1:55.16), si no llega a ser por la resistencia de la incombustible italiana Federica Pellegrini (1:55.32), quien le apretó en los metros finales. A la estadounidense aún le quedan dos pruebas más en las que parte también como favorita (800 libre y 4x200 libre).
Este oro es además histórico porque nunca una nadadora ha sido capaz de ganar en unos mismos campeonatos todas las pruebas del estilo libre (menos el 50 y el 100, destinados a velocistas puros). Ledecky suma ya el 200, 400 y 1.500 y, como es obvio, no debería tener problemas para ganar también la prueba del 800. Además, ya suma dos récords del mundo en la prueba larga.
Ledecky salió rezagada, sabiendo que ni la salida ni la velocidad son su fuerte. Completó el primer 50 en la tercera posición de las finalistas, con un tiempo de 27.16. Tras el viraje, las calles centrales empezaron a copar los primeros lugares y Ledecky se colocó cuarta (54.27). Pero, a partir de ese momento, llegaba su carrera. Empezó a aumentar su frecuencia de piernas, a acelerar, y el resto de rivales, menos Pellegrini, hacían parciales más altos que los dos primeros.
Mientras Ledecky nadó los últimos 100 metros en 58.89, el resto de nadadoras (menos la italiana) superaron los 59.30 segundos. Ese le hizo pasar segunda antes del último hectómetro y finalizar fuerte la prueba, tocando la pared y rebajando en un segundo y medio la marca que obtuvo ayer. La plata fue para Pellegrini, que sigue en la pomada de la modalidad libre después de una década en la elite.
El bronce se lo llevó la compatriota de Ledecky, Missy Franklin, que se abrazó en una tierna imagen a la joven de 18 años. Franklin ha sufrido un año de lesiones en un hombro que le ha impedido preparar a conciencia esta competición, aunque aun así ya suma dos metales (1:55.49).