Existe la sensación entre los aficionados mexicanos al futbol que cuando la Selección Nacional o algún equipo del país enfrenta a una Selección o club sudamericano en un partido trascendental, como lo hará en unas horas Tigres ante River Plate, el árbitro influye a favor de los pertenecientes a Conmebol, pues hay antecedentes que así lo hacen pensar.
La primera participación de México en una Copa América fue en la edición de Ecuador 1993 y su debut fue ante Colombia dentro del grupo C. El juego estaba a tres minutos de concluir cuando el árbitro uruguayo Jorge Nieves validó una acción en la que se percibe que el balón no ingresó a la portería mexicana después de un remate del delantero Víctor Aristizábal que terminó otorgándole el triunfo a los colombianos por 2-1.
Cuatro años después, en la edición de Bolivia 1997, el Tri se midió al anfitrión en una de las semifinales del torneo. Nicolás Ramírez adelantó al equipo entonces dirigido por Bora Milutinovic, pero la polémica llegó poco después cuando el silbante paraguayo Epifanio González no marcó una falta dentro del área boliviana sobre Luis Hernández y posteriormente cayó la igualdad de los locales después de un tiro libre de Erwin "Platini" Sánchez que al parecer no rebasó completamente la línea de meta. Bolivia anotó dos goles más y avanzó a la final de su Copa América, en la que perdió por el mismo marcador ante Brasil.
En cuanto a clubes mexicanos en Copa Libertadores o Copa Sudamericana, también hay recuerdos malos de los llamados hombres de negro. Quizá el más significativo sea la eliminación de Santos a manos de River Plate en los octavos de final de la Copa Libertadores 2004, cuando luego de empatar en el global a dos tantos, la eliminatoria tuvo que definirse en serie de penales, en la que Carlos Torres de Paraguay decidió repetir inexplicablemente el tercer cobro del equipo argentino luego de que en el primer intento ya había sido detenido por el portero santista Cristian Lucchetti. River ganó la serie de penales por 4-2 ante su gente en el estadio Monumental.
Al año siguiente, los Pumas jugaron la final de la Copa Sudamericana contra Boca Juniors. Se jugaba la parte complementaria del partido, igualado a un gol en ese momento, cuando en una descolgada de los felinos, el portero boquense Roberto Abbondanzieri salió de su área y desplazó a Ismael Íñiguez, pero otro árbitro guaraní (Carlos Amarilla) únicamente le mostró el cartón amarillo al también portero de la Selección Argentina en ese momento, jugada que marcó el rumbo del juego que terminó definiéndose en serie de penales, siendo justamente Abbondanzieri el que cobró y acertó el último y definitivo tiro de la serie, dándole el título a Boca Juniors.
En 2007, América disputó ante Arsenal de Sarandí la final de la Copa Sudamericana; los argentinos ganaron la ida celebrada en el estadio Azteca por 3-2, mientras que en la vuelta las Águilas doblegaron a los sudamericanos por 2-1 en Buenos Aires, motivo por el que el juego debía definirse en tiros desde los once pasos luego del 4-4 global; sin embargo, la Conmebol cambió las reglas de último momento informando que por única ocasión en la historia de las finales de dicha competencia las anotaciones de visitante valían doble, coronándose de esta manera el club argentino.
Estas y otras escenas más se encuentran en la memoria de la afición mexicana, la cual espera que esta noche en la final de vuelta de la Copa Libertadores entre River Plate y Tigres el árbitro uruguayo Darío Ubríaco no se convierta en factor ni a favor ni en contra del conjunto felino.