Catorce embarcaciones de las 136 que compiten en la 34ª Copa del Rey Mapfre tienen armadores (propietarios) de nacionalidad rusa y parte de sus tripulaciones son regatistas del mismo país, un fenómeno que en los últimos tiempos va en aumento.
La dura climatología invernal rusa obliga a sus embarcaciones de crucero de alta competición a estar paradas en sus puertos de origen y los armadores de más potencial económico están buscando bases en el sur de Europa, especialmente en España y Portugal.
Uno de esos armadores, quizás la actual referencia de la vela rusa de alta competición, es Vladimir Lybomirov, hombre de negocios y comodoro del Saint Petersburg Yacht Club (SPBYC). Además es el patrón del Transpac 52 Bronenosec (Bombardero en español) que compite aquí.Su proyecto para construir una nueva base donde establecer su sede invernal del equipo se materializará finalmente en el Real Club Náutico de Valencia, que acogió las de los equipos Alinghi, Luna Rossa y BMW Oracle, de la Copa América 2007.
El presidente del club valenciano, Julián Vico, señaló hace unos días: “Hemos cerrado el núcleo principal del acuerdo y sólo faltan unos flecos para acabar de ratificar una inversión que rondará los 700.000 euros”.“Es un proyecto deportivo muy interesante, pero hay que puntualizar que los ingresos para el Club Náutico de Valencia no serán de 700.000 euros. Eso corresponde aproximadamente a la inversión que tendrán que afrontar para levantar su base. Sin embargo, la actividad deportiva que generarán es muy beneficiosa también para nosotros”, puntualizó el directivo del Náutico de Valencia.
La intención original pasa por habilitar una base en Valencia y movilizar a entre 30 y 50 personas, cinco amarres para su actual flota de Swan 60 (esloras de 18,30 metros) y diferentes embarcaciones olímpicas para formar a una generación de élite que debe ser la que compita con garantías tanto en vela de crucero como en vela ligera en los Juegos Olímpicos de Río 2016 y Tokio 2020.