Contra todo pronóstico, Roger Federer y Rafael Nadal alcanzaron la final del Abierto de Australia 2017, con victoria para el primero. Un año después regresan como principales favoritos al primer grande del año, que comienza el lunes, aunque el español llega justo de forma tras sus problemas en la rodilla derecha.
Tras su final en Melbourne, las dos leyendas reinaron durante toda la temporada. Federer levantó también Wimbledon y Nadal se ocupó de ganar Roland Garros y el US Open, además de finalizar el curso como número 1 mundial, posición que todavía mantiene.
El suizo, de 36 años y medio, sueña con ganar en Australia su 20º grande, lo que extendería su espectacular récord. Desembarca en Melbourne en plena forma física, tras haber iniciado el año en la Hopman Cup, el torneo de exhibición por equipos.
A pesar de que no terminó 2017 como le hubiera gustado, con derrotas en el US Open y en el Masters, su confianza sigue al alza tras un año en el que ganó siete torneos, con solo cinco derrotas en 57 partidos.
Nadal, el otro 'resucitado' de la pasada temporada, tuvo que renunciar a Brisbane la semana pasada debido a que continúa sufriendo dolores en la rodilla, que ya provocaron su retirada en el Masters en noviembre.
El español de 31 años, que debuta ante el dominicano Víctor Estrella Burgos, intentará recuperar sensaciones en los primeros partidos del torneo.
"Estoy muy contento de haber vuelto a Australia. Tuve un año duro en 2017 y empecé mi preparación más tarde de lo habitual", dijo Nadal esta semana tras perder una exhibición ante el francés Richard Gasquet.
Además del pulso entre las dos leyendas, que solo se podrán enfrentar en la final, en Australia intentará regresar al máximo nivel el serbio Novak Djokovic, tras no jugar durante la segunda mitad de 2017 por una lesión en el codo.
Como Nadal, la única referencia de Djokovic antes de Melbourne es la exhibición de Kooyong, por lo que tendrá que recuperar el ritmo en las primeras rondas si quiere aspirar a su séptimo título en Australia.
No logró recuperarse Andy Murray, también baja durante varios meses, que ha tenido que pasar por el quirófano para terminar con sus problemas en la cadera.
En una segunda línea, dispuestos a asaltar el título, aparecen el búlgaro Grigor Dimitrov, ganador del Masters, el alemán Alexander Zverev, el austriaco Dominic Thiem, el belga David Goffin -finalista del torneo de maestros-, o el francés Lucas Pouille.
Tampoco hay que descartar al suizo Stan Wawrinka, especialista en dar la sorpresa en los grandes -cuenta con tres en su palmarés, todos salvo Wimbledon-, que también regresa tras varios meses fuera del circuito.
En categoría femenina, tras la ausencia de Serena Williams, que declaró que no estaba preparada para competir por el título tras el nacimiento de su hija, no hay una favorita clara.
Desde que la estadounidense con 23 títulos grandes en su palmarés inició su baja de maternidad, nadie ha aprovechado el vacío de poder en el circuito femenino. Cuatro jugadoras se han sucedido en la primera plaza mundial; la alemana Angelique Kerber, la checa Karolina Pliskova, la española Garbiñe Muguruza y la actual, la rumana Simona Halep.
Otras dos ganaron por primera vez en Grand Slam, la letona Jelena Ostapenko en Roland Garros y la estadounidense Sloane Stevens en el US Open.
De esta forma el cuadro aparece muy abierto, lo que podría aprovechar Garbiñe Muguruza, ganadora de Roland Garros en 2016 y de Wimbledon en 2017.
La española nacida en Caracas llega a Melbourne con problemas en los aductores, que le obligaron a retirarse en Sídney esta semana. Pero nadie la descarta entre las candidatas al título.
Tampoco se puede olvidar a la leyenda rusa Maria Sharapova, que regresará al lugar en el que dio positivo hace dos años. Su remontada le ha llevado al 47º puesto mundial y sueña con dar la campanada.