Por MARTÍN CABRERA
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Estudiantes ganó su partido contra Newell’s con mucha autoridad. No dejó dudas, ni siquiera cuando algunos errores defensivos potenciaron a su adversario. Goleó 4-2 y está bien dicho el verbo golear, porque la diferencia entre un equipo y otro fue más de dos goles. Mucho más.
El Pincha jugó de menor a mayor. Arrancó un poco contenido y sufriendo el 4-3-3 inicial. Le llevó unos minutos tomarle el tiempo al rival, al campo y a sus propios jugadores. Hasta que engranó, con el fútbol de Lucas Rodríguez, el buen presente del colombiano Otero y el criterioso manejo de Bautista Cascini en el medio. Una vez que se subió a la moto, no se bajó más.
El técnico volvió a ganar su pulseada. Acertó otra vez con el esquema y en la elección de los jugadores, porque Otero o Melano hoy están mejor que Pavone y la Gata Fernández, por más pergaminos que tengan los últimos.
Ganó y ganó bien. No debió sufrir en el segundo tiempo y de haber estado estado más fino de mitad de cancha hacia adelante hubiese sido un resultado más abultado todavía. Una gran versión de cara al clásico contra Gimnasia, a jugarse en apenas seis días.
En el primer tiempo el Pincha apostó por la presión en el medio para atacar luego, preferentemente, con Lucas Rodríguez por izquierda. Por allí lo hizo más y mejor, siempre con mucha rotación, al punto de hacerles pasar a Bruno Bianchi y José San Román una tarde parecida a la humillación.
Por allí llegó la jugada en la cual Joaquín Varela le cometió un claro penal a Juan Otero. Se lo llevó puesto cuando el colombiano había adelantado la pelota tras una contra iniciada en la izquierda. El mismo jugador lo cambió por gol para iniciar el camino del triunfo.
En ese primer tiempo se repartieron un poco más la pelota y si bien Newell’s tuvo en un desacople defensivo (no se entendieron Diarte y Andújar) y en un tiro libre de Brian Sarmiento la chance del empate, fue siempre Estudiantes el mejor de los dos.
La presión generó un par de contragolpes y el juego asociado lo tuvo a tiro del segundo. Primero se lo perdió Melano por el segundo palo (por usar su pierna derecha en lugar de su cabeza) y un minuto después Lucas Rodríguez falló en un cabezazo. El final del primer tiempo empezaba a mostrar lo que continuaría más adelante: un equipo muy bien físicamente y con un libreto entendido de memoria, contra uno perdido en la cancha y mostrando horrores defensivos casi de principiante.
LO PASÓ POR ARRIBA Y NO DEBIÓ SUFRIR
En el complemento Estudiantes jugo los mejores 20 minutos del Ciclo Bernardi. Lucas Rodríguez se disfrazó de Messi para hacer jugar a sus compañeros. El chiquitín de Florencio Varela la descosió a pura gambeta. Imparable.
A los 4 minutos Melano le robó la pelota a Varela (gran presión alta) pero falló en el mano a mano contra Nelson Ibáñez. Un minuto después Fernando Zuqui no pudo mandar al fondo de la red tras al centro de Rodríguez, que hizo una apilada por la izquierda.
Lucas Rodríguez fue determinante para el triunfo Pincha: hizo lo que quiso por izquierda
Era mucho más Estudiantes y si en lugar de fútbol hubiese sido básquet, el rival pedía minuto. Pero no pudo y tras un centro desde la izquierda el Chavo Desábato la bajó al medio del área para que Otero (está encendido con tres goles en dos fechas) marcara el segundo.
Un error compartido entre Diarte y Andújar le dio la oportunidad a Brian Sarmiento de descontar, cuando el reloj marcaba los 22 minutos. Parecía que Newell’s iba a vender cara su derrota, pero en otra ráfaga el equipo de Bernardi liquidó la historia.
A los 31 Zuqui hizo un golazo desde afuera del área, jugada que se inició con un caño delicioso de Tití a San Román, que luego lo corrió unos metros desde atrás hasta que el volante albirrojo buscó al centro para que el ex Boca decretara el 3-1.
Tras cartón una contra perfecta, con Cascini, la Gata e Iván Gómez, terminó con Mariano Pavone definiendo de primera dentro del área, para el 4-1 que a esa altura era lo más justo que podía ocurrir en el campo. Golazo para hacer estallar a los hinchas, robar sonrisas e ilusionar con un semestre mejor que el pasado. Premio a la convicción de un juego que ahora empieza a convencer.
Ni siquiera el nuevo descuento de Newell’s pudo frenar la alegría desmesurada en las tribunas. Es que después de siete años el Pincha pudo ganarle a Newell’s, sumó su segundo al hilo por segunda vez en el torneo, se encaminó en la tabla de posiciones y llega confiado al partido de la próxima semana.
La fiesta fue completa para los hinchas, quienes por primera vez en varios años tuvieron cerca a Alejandro Sabella, el técnico campeón de la última copa Libertadores. Pachorra dijo presente, dejando en claro su evolución luego de una dura enfermedad que lo alejó de las canchas y algo más. Ganó Estudiantes, sonrió Sabella y los hinchas se sienten más confiados de cara al clásico del próximo sábado en el Bosque.