Un par de días después de cumplir 26 años y recibirlos como la celebridad que es en el lujoso Pavillon Cambon de París junto a 150 invitados, Neymar siguió abriendo regalos. Un informe de “L’Équipe” reafirmó el lugar que ocupa y donde siempre quiso verse: sentado en el trono, como rey indiscutido. No es novedad que el brasileño sea el mejor pagado de la Ligue 1, pero sí lo es la abismal diferencia con la que lidera este ránking en la Ligue 1. Sus 3,07 millones de euros mensuales duplican el salario de Edinson Cavani (1,54 millones), otra razón para que el vestuario del PSG le rinda pleitesía absoluta, para no encontrar súbditos que le hagan sombra.
En la cancha, ‘Ney’ se gana cada euro con goles, pases, amagues y lujos. Ha encendido al fin las luces del cuadro parisino con su juego alegre, ha puesto todos los reflectores del mundo apuntando al Parque de los Príncipes y ha despertado en sus hinchas el sueño olvidado de ganar la Champions. Sin dudas, al jeque Nasser Al-Khelaifi el negocio le ha salido rentable pese a ser duramente criticado por los 222 millones de euros que invirtió en su nueva joya.
Sin embargo, hay algo que todavía no encaja en una ecuación que parecía sencilla. Al brasileño aún no le queda bien la corona. La condición de ídolo máximo no puede arrebatársela a Cavani porque el hincha del PSG entiende que las monarquías futbolísticas no se imponen, se ganan en la cancha ejerciendo un reinado justo y armónico. Y el uruguayo ya hizo méritos para brillar en el corazón del aficionado: destronó a Zlatan Ibrahimovic como goleador absoluto de los parisinos, con 158 tantos, y cuenta con 14 títulos desde que llegó a la Ciudad Luz en el 2014.
El ‘feeling’ del ‘Matador’ con la hinchada también se sostiene en su profesionalismo, en su humildad. Ha ejercido su condición de referente desde el silencio, lejos de la vida ostentosa de los ricos y famosos, exactamente todo lo contrario de la imagen que transmite ‘Ney’.
Ayer, solo dos días después de su cumpleaños, el brasileño no fue considerado para el duelo de la Copa de Francia ante el Sochaux. ¿La razón? El técnico Unai Emery está gestionando los esfuerzos de su plantel, fue la justificación del club. ¿Alguien le cree? Lo real es que el adiestrador español perdió todo liderazgo en el vestuario al ceder ante los caprichos de ‘Ney’ (Al-Khelaifi ya inició la búsqueda de un entrenador para la próxima temporada). La disputa con Cavani por ejecutar los penales fue solo la pulseada que le confirmó que tiene el control absoluto.
Si a su llegada a Barcelona tuvo a Messi como el gran espejo donde mirarse, hoy no tiene ídolos en quienes reflejarse, porque ya no está dispuesto a ser opacado por nadie. A Francia llegó para ser rey.
La asunción al poder de Neymar en el PSG solo podría ser derrocada por otra gran revolución, aunque hoy al grupo de resistencia solo le queda aceptar las condiciones del nuevo líder déspota. La próxima semana el Real Madrid será el termómetro para saber si el brasileño puede construir su imperio desde la soberbia, pero con la sabiduría de sus pies. En la Champions se ven a los verdaderos reyes.