De manera casi inconsciente, todos nos referimos a Manziel como poco más que un ex-jugador. Es casi algo natural, hemos aceptado en nuestro subconsciente que su periplo en la NFL está totalmente abocado al fracaso. Hace un año era toda una estrella de rock y ahora es un apestado del que todo el mundo se ríe. Entre esos dos puntos distantes (y alguna que otra juerga), han transcurrido 35 pases. Sí, ¡35! pases. "Hemos" enterrado la carrera de Manziel tras 35 pases. Creo que deberíamos de pensar más en ello. 35 pases.
Si algo diferencia a la NFL del resto de ligas, en parte debido a su formato de 16 partidos, es que la liga no te espera. A todos nos ha pasado que un día llegamos apurados a coger el autobús, le vemos venir y corremos para no perderle. Hacemos contacto visual con el conductor, dándonos esperanza ya que piensas que no le costará nada esperar 10 segundos más a que lleguemos. El autobús se va sin ti. Eso es la NFL. A eso hay que añadirle que estamos en la era twitter y demás "social media", que no deja títere con cabeza y en donde todos somos expertos, aunque no sepamos ni darle espiral al ovoide. Ahora más que nunca, los jugadores están bajo el microscopio en un deporte que vive un grave problema de "sobreanálisis".
En la otra cara de la moneda, tenemos a Alex Smith. Imaginad que hubiera twitter en 2005, lo de Manziel este año se quedaría corto. Una temporada en la que Alex lanzó 1 TD y 11 INTs en 9 partidos con solo un 50% de sus pases completados, algo surrealista. Tampoco después fué mucho mejor y su periplo en la NFL parecía acabado. Al final, acabó siendo titular y teniendo éxito en SF, hasta que Kaerpenick le robó el sitio tras una inoportuna lesión y le dijo que quien se fué a Sevilla, perdió la silla.
Casi al mismo tiempo, Andy Reid fichaba por los Chiefs. Reid siempre ha estado enamorado, deportivamente hablando, de Alex Smith. Se le cae la baba hablando de él. Da dos segundas rondas por él, cuando los 49ers tal vez le hubieran cortado. Después de su primer año y con un año aún para que terminara contrato, Andy le da 68 millones de dolares, 45 garantizados) en cuatro años. Hace un mal 2014 y Reid le trae un receptor de 11 millones al año y un Left Guard pro bowler.
Teniendo en cuenta la inversión de los Chiefs por Alex Smith, su rendimiento no está cumpliendo las expectativas. Su temporada 2014 ha sido mediocre. Ha tardado demasiado en soltar el balón, ha sido más conservador que nunca y solo busca al hombre abierto, tiene miedo a lanzar en ventanas reducidas y su puntería no ha sido la más fina durante este año. El único momento en el que Alex se ha comportado como un QB de élite en los Chiefs, fué en la wild-card ante Indy de 2013, y no fué suficiente para ganar el partido.
La distancia en sus pases este año es digna de estudio, si bien Alex Smith siempre es llamado el rey del Checkdown (hasta en el instituto básicamente era lo único que hacía teniendo a Reggie Bush al lado), lo de la pasada temporada fué preocupante:
- El 29,6% de sus pases fueron por detrás de la línea de scrimmage.
- El 50,5% de sus pases fueron de 0 a 10 yardas.
- El 15,1% de sus pases fueron 11 a 20 yardas.
- El 4,8% de 20 o más yardas.
Es decir, el 80,1% de sus pases fueron de 10 o menos yardas. Un dato realmente abrumador.
No creo que su problema sea que no puede lanzar profundo, creo que puede hacerlo con éxito, aunque nunca vaya a ser su juego. Nunca hizo buenas migas con un Dwayne Bowe que jamás en su carrera ha ganado separación para recibir el balón. Se habla de Jeremy Maclin como un mal fit ya que Smith no es un QB para lanzar profundo, pero creo que precisamente es ideal para Alex Smith ya que sabe estar abierto, fundamental para que Alex se atreva a lanzar el balón con anticipación.
Esta temporada comienza el contrato de cuatro años de Alex Smith, que cuenta con opción de roster bonus los dos últimos años, por lo que parece que aunque seguirá siendo como mínimo el QB de los Chiefs durante los dos próximos años, KC podría ir buscando un QB en el draft o en la agencia libre si Alex sigue a este nivel. Estos dos años son decisivos para él. Solo hay dos opciones, o rinde a la altura de su contrato o será el próximo Matt Cassel.