Corrían las últimas jornadas de la temporada 2010-11 en la Liga Portuguesa, cuando en los medios trascendía información sobre uno de los primeros refuerzos del Unión Deportiva Leira para la siguiente campaña. En aquel momento, Pedro Caixinha, entrenador del club, recomendó la contratación de un desconocido Djaniny Tavares, un atacante de Cabo Verde, que se refugiaba en las bandas, indiferentemente, para asistir en ataque. Para la siguiente campaña, ya con el africano en el equipo y el estratega en el timón del Nacional, comenzaría una relación entre ambos protagonistas.
La velocidad y desparpajo con el balón de Djaniny eran los principales argumentos por entonces, para que Caixinha hubiera apostado por él. Luego de su primer año en el Leira, con 28 encuentros, cinco anotaciones y una asistencia, recalaría en Olhanense. Eran mediados del 2012. En la historia paralela, Pedro dejaría las riendas del Nacional, para embarcarse con Santos Laguna, no sin antes recomendar, lo más pronto posible, la llegada de Tavares con los albinegros: "Es un futbolista muy completo, que asume el rol de desequilibrio y rapidez, pero que también genera futbol ofensivo con creatividad; tiene un plus, define en el área", dijo el DT.
La historia no terminaría ahí. Para el curso 2013-14, Djaniny llegaría al Nacional, donde expondría su mejor estado físico y futbolístico. Con 22 años, el de Cabo Verde dejaría en claro que, siguiendo los pasos marcados por Caixinha, contaba con suficiente nivel para ser indiscutible en el Nacional de Madeira. Con 29 compromisos disputados, siete anotaciones y cinco asistencias, Tavares firmó, hasta entonces, su mejor campaña en Europa. Fue cuando la silueta de Pedro volvió a aparecer en su camino. Una llamada cambió el rumbo de la trayectoria del volante, hoy, centro delantero de Santos Laguna.
"En Nacional me comentaron del interés del futbol mexicano por mis servicios, pero yo tenía muchas dudas, no sabía cómo era. Ya conocía a Pedro, sabía quién era y que era un entrenador serio. Tuvimos comunicación meses antes, pero hablábamos de futbol, de cómo estaba el equipo; él había pasado por ahí antes de que yo llegara. Cuando tocó el tema de Santos, le dije que no conocía nada, que estaba en ceros, pero él me pidió que confiara en lo que me decía, que la Liga tenía mucho nivel y que pelearíamos por el título. Me convenció y vine para acá", dijo Djaniny en entrevista pata Univisión.
Luego de un año en México, de ganarse un puesto como uno de los extremos, casi siempre por derecha con Caixinha, Djaniny y el portugués levantaron el campeonato de Liga, al imponerse al Querétaro en una final inédita (5-3). De hecho, Tavares formó parte de la columna vertebral que Pedro utilizó, para en ése ciclo que estuvieron juntos, levantar dos títulos más: la Copa, en el Apertura 2014 y el Campeón de Campeones, justo después del cetro nacional. "Guardo un buen recuerdo de él, es un gran entrenador, fue quien me trajo a México, quien me dio mis primeras oportunidades en el futbol", aseveró el africano.
Hoy, con Caixinha de nuevo en el futbol mexicano, la madurez futbolística de Djaniny se encuentra en su apogeo y aunque defienden diferentes causas, al portugués le siguen agradando las características del hoy ofensivo. De hecho, a inicios de diciembre, versiones periodísticas daban como segura la salida de Tavares de Santos, para arribar a La Noria, donde ya le aguardaba el timonel: "Se dijo mucho de mi salida, pero estoy bien aquí, he encontrado muchas cosas que quería en el pasado y no hay razón para salir de Santos; me siento cómodo", apuntó el propio goleador.
En el presente, de aquel joven Djaniny Tavares que tenía tanta incertidumbre por recalar en México poco queda. Quizás nada. A sus 26 años, asentado en el balompié nacional, el africano vive su comienzo de torneo más productivo, encabezando a un Santos Laguna que urgía de buenos resultados y sobre todo de un referente ofensivo que asumiera los goles y el protagonismo. Con siete conquistas en sus primeros seis encuentros, el '21' de los Guerreros encabeza la lista de máximos anotadores y también mantiene a su equipo en la pelea por un pase a la Liguilla, aunque al torneo aún le quede bastante vida por delante.
Como en sus orígenes en Portugal, Djaniny ha vuelto a ser un futbolista de área, que define más y construye menos, con un sacrificio defensivo que ya no le exige estar lejos de la zona en la que es más influyente. Robert Dante Siboldi, que tomó las riendas del equipo a finales del torneo pasado, consciente de que como ariete el africano podría rendir mejor, no dudó en colocarlo como el principal eje de un ataque en el que comparte nómina con Julio Furch, otro nueve de similares condiciones. Sobra decir que las esperanzas de que Santos retome los lugares de antaño, peleando por el campeonato, pasan en gran medida por lo que Tavares pueda conseguir: "Le debo mucho a este equipo y me gustaría devolverle lo que me han dado con alegrías", define.
DE AMPLIO REPERTORIO
Djaniny Tavares ha mostrado su calidad, esa amplia ambición por hacerse presente en el marcador y ayudar a los Guerreros con goles. Es un depredador en el área, que lo mismo puede acarrear la pelota desde una banda, partiendo delante del medio campo o bien, de cara al cancerbero enemigo. Todos sus tantos los ha conseguido a escasos metros de la portería y con un repertorio lleno de variantes. De momento, sus anotaciones se han logrado, tres con la pierna derecha, dos con la zurda, una con la cabeza y otro desde los once pasos. Es un delantero autónomo, capaz de fabricarse las jugadas por sí solo y de un momento a otro, hacerse el espacio para festejar un tanto más.