Cuando el árbitro Juan Pablo Pompei apuntó con sus brazos al cielo y le dio cierre a la noche de fútbol en Parque Patricios, Huracán volvió a apretar bien fuerte los puños y rompió finalmente su racha adversa de tres partidos sin ganar. De los tres sectores del Tomás Adolfo Ducó bajaron los aplausos y se respiró tranquilidad. Pero claro, no fue fácil.
Estudiantes se presentaba, a priori, como un rival duro. E l equipo de La Plata había transcurrido en lo que va del año sin tropiezos. Y anoche, su técnico Lucas Bernardi presentó una alineación alternativa, mirando de reojo el debut por Copa Libertadores el próximo miércoles, ante Nacional de Uruguay.
El Globo fue corazón y entrega. Al cabo de la primera etapa, Alfaro y sus muchachos parecían seguir sin encontrar la brújula. Esa que los guió a encontrar la regularidad con la que terminó el año y los depositó en el lote de arriba.Y merodeaba entre el peligro latente de la zona de descenso y la seducción por tener un 2019 con competencias internacionales. En la primera parte, el local dispuso de pelota y campo, pero careció de ideas ante un Estudiantes que, desde que lo conduce Bernardi, pone énfasis en ser un bloque defensivo difícil de permear. Así, anoche atentó contra las posibilidades de Gastón Fernández y Mariano Pavone de generar inquietud en el área de Marcos Díaz.
Con el corazón en la mano, pero sin demasiado recursos ofensivos, Huracán no cesó en la búsqueda d del gol. Nicolás Silva, ese mosquito que se exhibió la primera parte con falta de lucidez, voló con picardía para sacarle rédito al pique de la pelota en área rival y le sirvió el gol a Ignacio Pussetto. El ex Atlético Rafaela, siempre una amenaza para el fondo platense (y fundamentalmente para Fabián Noguera) definió cruzado y gritó por sexta vez en el torneo. El premio al mejor del partido. Incansable, autosuficiente y criterioso. Todas esas cualidades le cuajaron perfecto al siete bravo.
Al llegar al minuto 25 de la parte final, las luces del Ducó se apagaron. La luz volvió luego de veinte minutos de espera. Sin embargo, el Pincha nunca se pudo iluminar. Bernardi siguió intentando el golpe de efecto haciendo saltar al campo hombres de vocación ofensiva. La visita siguió sin reacción, se quedó sin invicto y Huracán supo administrar bien los minutos hasta el desahogo final.