Minutos finales del Tottenham vs. Juventus. El equipo inglés busca la forma de anotar. Necesita un gol. Una pelota dentro del arco de Buffon para poner el partido 2-2 y forzar el alargue. Quiere avanzar en la Champions. Demostrar que su crecimiento en la Premier no es casualidad. Lo intenta con Eriksen –el maravilloso danés–, con Harry Kane –uno de los mejores ‘9’ del mundo–, con la velocidad de Son Heung-min y el desborde de Douglas Costa. Un centro del coreano dentro del área promete. Kane espera, pero no gana. Giorgio Chiellini, tan solo uno de los tres italianos que fueron titulares (el otro fue Barzagli y Sturaro ingresó en el segundo tiempo) en Juventus este miércoles, se lanza para despejar el pase con su pierna derecha.
El defensor que provocó la mordida de Suárez en Brasil 2014 celebró la jugada como un gol a favor. Miró a Buffon y gritó como si estuviera en la guerra. Sus ojos reflejaban esa garra tan propia de los italianos. El mítico portero lo tomó por los hombros y lo sacudió. Chocaron cabeza con cabeza y continuaron. Pero no solo estaban festejando el haber impedido a Kane anotar el 2-2. Estaban enviando un mensaje de fortaleza a sus rivales. Un mensaje de jerarquía, de superioridad. Queda claro luego de escuchar las declaraciones de Chiellini tras el partido. “Sabíamos que el Tottenham era un equipo con problemas defensivos y débil mentalmente, hablando de la experiencia”.
El Tottenham necesitaba deshacerse de Giorgio antes que de Gianluigi. No lo logró. No es que haya defendido solo, pero supera en la mayoría de ítems a los otros tres defensores que alineó Massimiliano Allegri. El zaguero zurdo fue el que más barridas realizó (4), el jugador que más veces despejó el balón (13) y el que más veces bloqueó los disparos del equipo de Pochettino (3). Ganó en cuatro ocasiones por arriba e interceptó dos pases. Encima le ganó el duelo mental al Tottenham.
Con Chiellini, Juventus tiene esa dosis de garra que necesita un equipo italiano que tiene más jugadores extranjeros (Marruecos, Brasil, Argentina, Alemania, Francia, Bosnia, etc.) que nativos del país en forma de bota. Arriba están Higuaín y Dybala para definir. Son dos cracks que esta temporada no han terminado de mostrar su mejor versión, pero que ayer liquidaron a un Tottenham que se había ganado el favoritismo y merecía ir arriba en el marcador.
Una buena combinación, aunque no sé si suficiente para llegar a otra final del campeonato de clubes más competitivo de la historia. Lo que nunca faltará, eso sí, es la pasión de Giorgio Chiellini, el defensa que ayer encarnó el estilo del fútbol italiano.