Habían transcurrido 20 minutos del encuentro, cuando Marcelo Díaz dejaba a Pumas con 10 hombres en la cancha. El contención chileno veía la segunda amarilla en cuestión de pocos minutos y debido a la reiteración de reclamos al silbante, Marco Ortiz. "Lo primero que hice fue ofrecerle disculpas a mis compañeros en el vestidor", dijo el propio sudamericano ya terminado el juego, en la zona mixta. "Me siento perjudicado por el árbitro", advirtió.
De acuerdo con la versión de Díaz, Ortiz perjudicó el trabajo que Pumas realizaba para acortar una distancia, entonces, de cinco goles de diferencia: "Cuando se dio cuenta que éramos jugadores de Pumas los que le reclamábamos, no dudó en mostrar las tarjetas. No usó el mismo criterio para evaluar a las dos partes, eso provocó que saliera muy caliente, con mucha impotencia por el resultado y por el trabajo de este hombre. No hubo justicia".