Por CÉSAR VEIGA
[email protected]
A esta altura de los acontecimientos, el resultado fue lo de menos, porque Estudiantes incluso pudo haber cosechado algo en el partido que anoche perdió frente a Racing. Lo importante fue volvió a jugar mal, o lo que es peor: a nada. Por ahí, si el pelotazo que a primera hora le movió el arco a Juan Musso hubiera quebrado el empate, la noche hubiera transcurrido sobre otros carriles. Pero no entró, y cada minuto que pasó no hizo más que mostrar las debilidades de un Pincha al que le faltó juego.
Los pases largos para las corridas de Otero lejos estuvieron de alcanzar para imaginar siquiera un dominio del conjunto albirrojo sobre la Academia. El colombiano sirvió el tiro de esquina que Schunke conectó de cabeza a poco de comenzado el encuentro, y quien sobre el cuarto de hora sorprendió con un derechazo al primer palo. Pelotazos y más pelotazos, sin ninguna lógica.
Un córner a favor desembocó en una salida rápida que Solari clarificó por la derecha con un centro que Lautaro Martínez conectó anticipando en el primer palo, y ese gol no hizo más que derrumbar a un Estudiantes que volvió a suponer algo mejor cuando en el tramo final de la primera etapa Racing se quedó con uno menos por la expulsión del propio Solari.
Al equipo armado por Lucas Bernardi le sobró un jugador en el fondo, le faltó soltura, y por sobre todo un jugador capaz de mover la pelota con algún criterio. Lucas Rodríguez lo intentó en algún pasaje, pero sin panorama para iluminar a una formación que sufrió el partido de punta a punta. Nada nuevo, es cierto, porque no hizo más que volver a fracasar en sus intentos, como lo ha venido haciendo tanto en las presentaciones por el campeonato oficial de Primera como en la Copa Libertadores.
Estaba clarísimo que Estudiantes debía ganarle anoche a Racing para avanzar en la idea de clasificar para la Copa Sudamericana 2019, y también para aceitar un modelo de equipo capaz de llegar en ascenso a la definición del Grupo de la Copa Libertadores contra Nacional de Uruguay, partido que debe ganar por dos goles para evitar la eliminación directa.
En el segundo tiempo, tras el duro golpe que representó el 2 a 0 de Donatti, Bernardi mandó a la cancha a Pavone, y con un referente-goleador en cancha fue como que nació una nueva ilusión. Igual, la gente, harta de la imagen recibida desde el campo de juego, comenzó a expresarse desde las tribunas, y promediando el segundo tiempo, antes del descuento, el Estadio Ciudad de La Plata fue un infierno para un entrenador cuyo equipo lejísimo estaba de exhibir el buen fútbol que pregono desde su llegada, y que potenció en el receso anterior, cuando “limpió” el grupo dejando de lado a quienes no se adaptaban a su perfil.
Los reproches que bajaron desde las tribunas tuvieron como principal destinatario a Bernardi, es cierto, pero el equipo también escuchó gritos... Bajo presión, la respuesta futbolística no llegó, al punto que en algunos pasajes, con uno menos, la Academia pareció tener una superioridad numérica. Increíble, y si la distancia en el marcador no fue mayor, se debió a que un palo le negó el tercero.
La temperatura no dejó de subir, Bernardi aguantó el temporal en su posición, y cuando todos esperaban saber qué iba a pasar con su continuidad, en particular teniendo en cuenta que por delante hay una serie de presentaciones de alta significación, la noticia fue que daba un paso al costado, dejándole libre el camino a la directiva del club.
Esa conducción que evidentemente se equivocó, una y otra vez, desde la salida de Nelson Vivas, porque se fue a buscar a Gustavo Matosas, y este ciclo terminó como se recuerda, en circunstancias muy parecidas a esta de Bernardi, con un equipo que nada tiene que ver con el ADN del club. Errores que se trasladaron a la conformación del plantel, entendiéndose por esto con las altas y las bajas de jugadores que mayoritariamente no respondieron a las necesidades.
Punto y aparte entonces en un tramo final de temporada, con una agenda apretada en lo inmediato y con resultados que se necesitan con urgencia. Otro volver a empezar, uno más...