36 años después, Perú regresaba a un Mundial. Aunque los nervios podían haber hecho mella en la tropa, lo cierto es que el combinado sudamericano no se mostró alterado y supo transformar ese ansía por volver a disputar un torneo de este calibre en una desbordante ilusión y un elogiable desparpajo. A su fútbol le falta seguramente un poco de aplomo y más presencia física, pero también es cierto que esas carencias quedan en un segundo plano cuando el balón se mueve en zona de tres cuartos al ritmo que marcan André Carrillo, Christian Cueva o Jefferson Farfán. Su puesta en escena podría haber sido aún más llamativa si el citado Cueva hubiese aprovechado un penalti cometido sobre él y pitado a instancias del VAR, pero su disparo, tras una carrera con demasiados amagos y saltitos, salió muy por encima del larguero (minuto 43’).
De su rival en el estreno mundialista, Dinamarca, pocas noticias hubo en este primer acto. Apenas un tiro lejano de Pione Sisto y un cabezazo de Yussuf Poulsen. Más allá de este par de acercamientos, tan sólo una sucesión de balones largos sin demasiado sentido y tímidos intentos aislados de los dos únicos futbolistas con habilidad para llevar el balón a ras de suelo, el citado Sisto y Christian Eriksen. De hecho, su mejor hombre en esta primera parte fue, sin duda, Kasper Schmeichel, que realizó un par de buenas intervenciones en el arranque y evitó así mayores disgustos.
Dinamarca encuentra un tesoro y Perú se queda sin premio
El desgaste sin premio y el varapalo anímico del penalti fallado (Cueva se marchó al vestuario llorando) hizo mella en Perú tras la reanudación. La Blanquirroja perdió algo de fuelle y Dinamarca, sin hacer nada del otro mundo, empezó a sentirse más cómoda. Thomas Delaney, flamante fichaje del Borussia Dortmund para el curso que viene, comenzó a echar una mano en la medular y su equipo empezó a asomarse con más frecuencia al área rival. Eso sí, su gol llegó tras una ocasión clarísima marrada a medias entre Luis Advíncula y Edison Flores y en una de las pocas acciones en las que sus atacantes pillaron desprevenida a la defensa rival. Su autor fue Yussuf Poulsen, aunque gran parte del mérito debe recaer en el autor del pase, el talentoso Eriksen (minuto 59).
Reaccionó Ricardo Gareca tras el tanto dando entrada al idolatrado Paolo Guerrero, pero ni su indiscutible talento (estuvo a punto de marcar con un bello taconazo en el 80) ni el denodado esfuerzo de sus compañeros, que remataron más de 15 veces a puerta, resultaron suficientes para batir a un Schmeichel que fue acrecentando su figura a medida que avanzaban los minutos. Aunque seguramente no les servirá de mucho consuelo, los animosos aficionados peruanos podrán al menos marcharse a casa con la sensación de que los suyos se dejaron el alma en el intento por justificar 36 años de espera.
MVP | Kasper Schmeichel y Yussuf Poulsen, una pareja que vale una victoria
La ajustada victoria danesa se asienta básicamente sobre la sucesión de paradas del meta del Leicester City, Kasper Schmeichel, y el gran despliegue físico, con gol incluido, del atacante del RB Leipzig, Yussuf Poulsen. El primero amargó la noche a los delanteros peruanos, y el segundo, además de mostrarse certero en la definición, echó más de una mano en las tareas defensivas.