Apenas el remate de Cristiano Ronaldo se metió en el ángulo superior izquierdo de un David De Gea que sólo atinó a hacer la estatua, para decretar el agónico 3-3 frente a España en el primer partido del Mundial, se desató el delirio portugués: los diez jugadores de campo lusos corrieron hacia la banda para celebrar junto al goleador, que de un salto había llegado hasta los carteles publicitarios a la altura del banderín de la esquina. Sin embargo, hubo un futbolista a quien sus compañeros no lo dejaron sumarse al festejo colectivo: ¿qué ocurrió?
Las imágenes que grabó un aficionado desde una de las tribunas del estadio Fisht, en Sochi, permiten ver cómo, en medio de la celebración, dos portugueses le marcan a un compañero (cuya identidad no logra distinguirse) que no salga del campo de juego. Ocurre que, si ese futbolista cruzaba la línea de banda para abrazar a CR7, España habría podido sacar del medio e irse en busca del cuarto gol ante el desguarecido Rui Patricio, el único luso que se había quedado en su campo.
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Según estipula el reglamento, para que el juego pueda reanudarse "todos los jugadores deberán encontrarse en su propia mitad del campo", pero si hay alguno que esté por fuera de los límites del campo de juego, nada impide que la acción continúe.
Una situación similar a la del Portugal - España se había dado en la final del Mundial 2010: después de que Andrés Iniesta marcara el 1-0 contra Holanda, todos los jugadores de la Roja corrieron a abrazarlo, menos Carlos Marchena, quien estaba entre los suplentes pero se metió al campo de juego para evitar que la Naranja pudiera reanudar el partido.