El VAR se implantó, entre otras cosas, para que los árbitros no puedan inventar penales. Como el que obsequió a Flamengo el ampuloso Néstor Pitana. Pero en Sudamérica se inventó, a su vez, un antídoto para contrarrestar esa preciosa herramienta de justicia: el VAR a la carta, esto es cobrar lo que se necesita, no lo que es, intervenir si conviene. Lo que Messi denunció en la Copa América y por lo cual el mundo le cayó encima: que no hay reglas claras y se utiliza según la cara del cliente. Cuando puede perjudicar a un poderoso, no se usa.
Es imposible hacer un análisis serio del partido sin centrarlo en la acción que posibilitó a Flamengo llegar a cuartos de final. Sin esa llave no abría la puerta de la clasificación. Rafinha (acaba de regresar de Alemania pero se latinoamericanizó enseguida) entró al área y ante un mínimo roce con Bagüí se tiró al estilo clavadista. Pitana, que parecía estar esperando el mínimo contacto que le diera la chance de sancionar un penal para Flamengo, lo cobró. Ni por asomo había sido infracción. “Ni siquiera es obstrucción”, dijo el narrador argentino de Fox Sports en el mismo momento. “Increíble penal regaló Pitana”, escribió el diario Olé. “El árbitro argentino cobró una falta inexistente de Emelec sobre Rafinha y el VAR ni siquiera la revisó. ¡Increíble!”, sostuvo TyC Sports. Hubo unanimidad en los medios argentinos. Dixon Arroyo y Marlon Mejía fueron a reclamarle a Pitana, le rogaron que lo revisara con la tecnología, pero el televisivo juez hizo “la gran Daronco”: no, no y no…
Javier Castrilli se indignó en su cuenta de Twitter: “De ninguna manera fue penal para Flamengo... lo fabrica el brasilero Rafinha intentando pasar por encima de Bagüí... injusticia contra Emelec... un absurdo más del protocolo del VAR. Los árbitros seguirán haciendo lo que se les dé la gana...” Por eso insistimos en que, en una segunda decisión histórica del International Board, se debería otorgar la posibilidad a los capitanes de los equipos, o a sus entrenadores, de pedir aunque sea una revisión obligatoria de VAR por partido. O una por tiempo. Caso contrario, es lo mismo jugar sin el videoarbitraje.
Es triste: Daronco fue decisivo en la última Libertadores ganada por River; el inefable Zambrano lo fue también en el partido Brasil-Argentina de Copa América; Pitana resultó determinante en el pase de Flamengo. ¿Para qué se reglamentó el videoarbitraje…? ¿Cuál es el sentido de gastar fortunas en su implementación si no se utilizará como corresponde…? Los hinchas dicen “Fulano es un árbitro horrible”. No son malos…
Pero si la gracia concedida a Flamengo nos parece un error monumental, el penal sancionado veinticuatro horas antes en favor de Palmeiras entra en el terreno del ridículo, del escándalo. Luego de revisarse mil veces la jugada, nadie puede siquiera sospechar por qué se dio. ¿Mano…? ¿Agarrón…? ¿Golpe…? No se ve nada ilegal. Lo cierto es que iban 55 minutos y Palmeiras, como local, no podía vencer al modesto Godoy Cruz. En este caso, el juez uruguayo Esteban Ostojich (es nuevito y ya empezó mal) sí revisó el VAR y marcó el tiro desde los doce pasos. Luego, sobre el final, ganó cómodo Palmeiras 4 a 0, pero ya le habían dado el empujoncito en el momento más acuciante: cuando no se puede romper el cero y es preciso poner en marcha la victoria. Otra vez el “error” benefició a un conjunto brasileño. Esto se viene dando con frecuencia inquietante. Los perjudicados ya tomaron nota del mensaje que llega de arriba: el que se queja es mal perdedor, llorón. Si hacen declaraciones fuertes se arriesgan a una sanción “ejemplar”. Y luego deben pedir disculpas al sujeto que los sacó de la Copa…
Siempre lo sostenemos: el VAR es una bendición en el fútbol… Si se utiliza como corresponde. Siendo así, nadie protesta. Y aún con imperfecciones, hay mínimas fallas y se salvan muchos errores. Cuando el procedimiento se aplica con justicia, aunque ésta parezca demasiado rigurosa, se acepta y nadie reclama. Los jugadores se han portado hasta ahora muy noblemente con el VAR. Si ven que se revisa, respetan la decisión. El tema es cuando hay VAR a la criolla, como pasó en la Copa América en Brasil con los dos penales no concedidos y no revisados para Argentina frente al local o en la expulsión de Messi, precipitada y sin el menor ánimo de revisarse tampoco. Sobre todo, después de haberse advertido hasta el cansancio que el VAR actuaría en toda acción dudosa. Es a lo que debemos temerle: a la no revisión. Eso es lo sospechoso. El VAR a “la sudamericana” es justamente no utilizar el VAR, hacerse el distraído, o el que está seguro de su decisión.
“Otro mamarracho del VAR”, dice un tuitero. El VAR no habla, no tiene ojos, no es un ser vivo sino un recurso, una red de contención. En tal caso, si persiste el error, será humano, el mamarracho seguirán siendo los árbitros, ellos tiene la facultad de utilizar las pantallas y decidir.
En este duelo ante Flamengo, Emelec fue doblemente perjudicado: en Guayaquil, con el juego 2-0, no le dieron un claro penal en el último instante por falta contra Romario Caicedo. No mereció ser eliminado el cuadro de Capwell. No fue menos en la suma de los dos enfrentamientos con los cariocas, por el contrario, dejó una imagen impecable de lucha, de fortaleza mental, de dignidad y personalidad ante un adversario con un presupuesto treinta veces mayor, aunque no superior en juego. Flamengo no creó una sola situación de gol en Guayaquil. Y en Río, muy poquitas. Quedó la sensación de que, si no era por ese penal indignante, Flamengo podía jugar un día entero y no marcaba un gol. El daño que un fallo de esta naturaleza causa muchas veces es subestimado, pues no solo le sirve al beneficiado ponerse arriba en el marcador, también para desestabilizar emocionalmente al contrincante, que fue lo que aconteció con el equipo azul: por unos minutos se desencajó y ahí llegó el segundo tanto de Gabigol.
Empezar perdiendo ante Flamengo, en un Maracaná con 64.000 torcedores (61.602 pagantes), a los 8 minutos y por un penal imaginario, es duro. Sin embargo, afloró la entereza de estos muchachos de Rescalvo y hasta el final fue parejo. Incluso apretaron contra su área a los brasileños, que la tiraban afuera y sólo esperaban los penales.
Emelec se va de la Copa con rabia, pero con buen sabor de boca. Interiormente sabe que puede estar naciendo un equipo competitivo, que invite a soñar. (O)
Siempre lo sostenemos: el VAR es una bendición en el fútbol… Si se utiliza como corresponde. Siendo así, nadie protesta. Y aún con imperfecciones, hay mínimas fallas y se salvan muchos errores. Cuando el procedimiento se aplica con justicia, aunque ésta parezca demasiado rigurosa, se acepta y nadie reclama".