Suplente la temporada pasada en el Bayern Múnich, y autor de 7 goles en 42 partidos, la carrera de Franck Ribéry parecía abocada a una liga menor al haber acabado su contrato con el cuadro bávaro. Un destino exótico para hacer caja antes de la retirada. Sin embargo, optó por una de las competiciones más exigentes del planeta.
La Fiorentina, un histórico del Calcio, lo recibió con los brazos abiertos este verano. Y está viviendo allí, en la cuna del Renacimiento, el suyo particular. Suma 1 gol y 1 asistencia para el combinado del Stadio Artemio Franchi, que ha comenzado la temporada con dudas y solamente 5 puntos en otras tantas jornadas.
Es además el mejor regateador del Calcio en lo que llevamos de curso y un referente al que se agarra la escuadra de Vincenzo Montella en este dubitativo inicio. El propio entrenador italiano no ha dudado en alabar las actuaciones del extremo francés, que no deja de sorprender a propios y extraños.
«Para un entrenador siempre es bueno ver que un jugador no quiere salir, pero ha entendido el cambio. Hizo un gran partido. Es un jugador extraordinario por cómo juega, cómo se entrena y cómo vive la profesión en el vestuario», afirmó el preparador italiano.