Ya hay equipos clasificados para la postemporada del béisbol de las Grandes Ligas y otros necesitarán partidos de definición para asegurar su participación en los playoffs y así completar las llaves restantes.
Cada equipo completó hasta el domingo pasado los 162 partidos de los que clasifican cinco clubes de cada liga (Americana y Nacional), entre los que se incluyen los dos mejores segundos llamados wild card o comodines que deberán jugar hoy en la Nacional (los Nacionales, en Washington, contra los Cerveceros para enfrentar a los Dodgers) y mañana en la Americana (Atléticos contra Tampa Bay: el vencedor irá contra los Astros) en un solo duelo de vida o muerte. El que triunfa pasa a la llamada serie Divisional.
Los que llegan como comodines son como aquellos jóvenes descuidados con sus tareas, investigaciones y evaluaciones de los colegios que quieren el día anterior al examen final revisar y almacenar la información de todo el curso lectivo.
Las series divisionales se iniciarán este jueves en la Liga Nacional y al día siguiente en la Americana en topes al mejor de cinco juegos. De esos encuentros saldrán los dos conjuntos que pasarán a la serie de campeonato desde el viernes 11 y sábado 12 de octubre en cada liga, al mejor de siete encuentros del que saldrán los campeones de cada liga. Quienes avancen empezarán desde el próximo martes 22 de octubre la Serie Mundial, al mejor de siete partidos, entre los ganadores de las ligas Nacional y Americana.
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En la Nacional hace rato clasificaron los Dodgers de Los Ángeles (que esperan rival) y Bravos de Atlanta, que enfrentarán a los Cardenales de San Luis. En la Americana el campeón de la división Oeste, y con mejor actuación, son los Astros de Houston (107 victorias), los Yankees de Nueva York en el Este (103) y Los Mellizos de Minnesota (101).
Son cuatro etapas y el equipo que aspire a llegar y ganar el Clásico de Otoño (como también denominan a la Serie Mundial) deberá hacer todo este recorrido.
Los comodines necesitarán un partido de muerte súbita y ganar luego tres en la divisional, en la que muchos dicen que es más difícil porque es una batalla al mejor de cinco confrontaciones y de pronto se entra en una mala racha en la que no hay mucho tiempo para recuperarse. Las dos siguientes rondas (de campeonato y la Serie Mundial) son al mejor de siete. Este año la temporada regular tuvo como característica especial dos hechos históricos. Nueva marca de jonrones en una temporada que pasó los 6.776 y también quedaron atrás los 41.207 ponches del año anterior (la marca es de 42.823).
Los Astros tienen el mejor récord de la fase regular con 107 victorias. Lo siguen los Yankees (103), que en la primera ronda medirán a los Mellizos en una serie al mejor de cinco.
Parece que el béisbol, en los actuales momentos, empieza y termina en estas dos acciones: pegas cuadrangular o te ponchas. Es verdad que el fanático contemporáneo gusta de estas dos acciones. Esta es la razón por la que muy poco se ven jugadas como toque de “sacrificio” para adelantar a un corredor, un toque de sorpresa para coger dormida la defensa contraria. Son cortas las oportunidades cuando hay un bateo y corrido, doble robo (de bases), robo de home.
Hay ocasiones en las que esta tendencia de la temporada tiene otro matiz en los playoffs. Bateadores que llegaron encendidos de pronto se apagan y los de bajo promedio empiezan a brillar. Es un periodo muy especial en el que cada partido se juega por seguir con vida o sufrir la eliminación. Un solo lanzamiento mal ejecutado, un envío repetido o mala rotación puede significar el inicio de una rebelión contraria.
Esa es la razón por la que los entrenadores se pasan estudiando y revisando videos y estadísticas. La idea es mejorar y elevar el rendimiento de sus jugadores. Muchos scouts se pasan en los estadios de los equipos rivales para detectar los puntos fuertes y débiles de los contrarios y los entregan a su cuerpo técnico en unas carpetas que en ocasiones las tienen en la banca de suplentes. También se apoyan en tecnología a través de tabletas, ya autorizadas para que las tengan en la banca.
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Los entrenadores especializados observan con detenimiento las cualidades y bondades de cada lanzador y utilizan esa información en algún momento de cada partido. Hay lanzadores que se especializan en ser abridores, otros son buenos relevistas, en distintas tareas o funciones, hasta llegar a la labor del cerrador, al que por lo general lo llaman cuando el rancho arde o se “amotinan” los rivales y es necesario que preserven una corta ventaja.
Estos taponeros, como Mariano Rivera, el mejor de todos los tiempos, deben de tener cualidades muy especiales. Muy fríos e imperturbables, deben sacar de cualquier forma los outs, no regalar bases por bolas y no permitir que le lleguen a las bases. En los últimos años los managers, con el afán de asegurar un juego o una final, utilizan para el cierre de un juego a un pitcher abridor.
Todo esto se da en los playoffs, fase en la que muchos dicen no basta jugar, es necesario ganar. El equipo cuyos jugadores no estén atentos corren el riesgo de ser eliminados y ver la Serie Mundial por televisión. ¡Hagan sus apuestas, señores! (O)