"Es un partido muy importante, pero no deja de ser un partido de fútbol. Habría que desdramatizar y seguir insistiendo en que la violencia no tiene nada que ver con el fútbol", dijo Macri en diálogo con el Canal 10 de Tucumán.
El mandatario negó que el Gobierno analice pedirle a la Conmebol modificar la fecha del encuentro, que se disputará cinco días antes de las elecciones presidenciales.
"Se juega el 22. Por suerte la transcendencia que tiene un Boca-River de Libertadores es largamente más de la Argentina y de la región, lo televisan en noventa países. Eso le da una rigidez muy grande a la hora de mover la fecha porque está acordado desde hace un montón de tiempo", precisó.
Macri, presidente de Boca Juniors de 1995 a 2008, aseguró que el Xeneize llega "golpeado" al partido tras caer por 2-0 en la ida el pasado martes en el Monumental.
La vuelta será el 22 de octubre en la Bombonera y el ganador se enfrentará en la final con el Gremio o el Flamengo, que en la ida empataron 1-1 en Porto Alegre.