El acto organizado por la FEF, para la presentación del Proyecto2030, tuvo los formalismos dignos de un evento protocolar, en vista de la presencia del presidente de la República y de otras autoridades del deporte.
El proyecto expuesto por Francisco Egas se fue convirtiendo en una cuestión con características pedagógicas; la explicación tuvo un recorrido en la visión, en los objetivos, en los valores y en los actores claves con que se pretende hacer realidad la misión. Escuchamos detenidamente un cúmulo de ofertas y promesas, como para que las recordemos por siempre. Que hubo un antes y un después, en el fútbol nacional y que la propuesta es convertir a Ecuador en una potencia mundial.
Habiendo terminado la explicación del plan, Egas hizo la presentación oficial del DT de la selección ecuatoriana: Jordi Cruyff, a quien lo comprometió, para que se transforme en el líder que recupere la tan venida a menos responsabilidad con la comunidad, que es llevar por nuevos horizontes a nuestro balompié. Cruyff fue muy calculador en sus dichos; como que le habían contado la película detalladamente. Eso sí, dijo que no era tiempo de hablar mucho y sí de trabajar más; el resto fue para los aplausos y las fotografías.
¿Y quién es Jordi Cruyff? ¿Cómo así aceptó vincularse al proyecto de la FEF? La respuesta tiene lógica y se llama Antonio Cordón, el afamado director deportivo recién contratado por la FEF, quien recomendó a su pupilo para que sea el escogido. Conocemos que los dos europeos trabajaron juntos en el equipo chino Chongqing Lifan, en vista de que Antonio Cordón era dirigente del grupo empresarial Hope, que controla al equipo chino, al Granada CF de España, el Parma italiano y el CD Tondela de Portugal. El grupo empresarial Hope es una empresa de inversión mercantil creada por John Jiang y David Belenguer, para controlar conjuntos de fútbol. Fue el propio Cordón quien llevó a Jordi Cruyff a trabajar a China.
En una entrevista que ofreció Cordón en diciembre pasado le consulté cuán cerca estaba Jordi Cruyff de dirigir la selección ecuatoriana y contestó que existía una terna para ponerla en consideración del directorio de la FEF y que ahí estaba el nombre de Cruyff. Fue suficiente razón para no creerle y el tiempo me dio la razón. Nunca hubo tal terna, Jordi Cruyff ya llegó a Quito y se vinculó a la Ecuafútbol como máximo responsable de nuestra selección.
Egas ha solicitado el apoyo de todos y claro que sí, pero condicionado por varias razones: 1) Que los dos europeos demuestren que fueron los adecuados para ejecutar tan ambicioso proyecto. 2) Que no tengan una licencia indefinida, sin límite ni plazos, para obtener resultados. 3) Que el tan requerido apoyo de ninguna manera compromete a la crítica de la gestión. 4) Que los códigos de conducta no sufran rupturas para que haya amnistías, indultos o perdones que permiten acomodar necesidades y urgencias.
El apoyo también obedece a que la propuesta de la metodología europea es la que necesita nuestro fútbol. Es tanto así que la falta de recorrido en el manejo de selecciones de Cruyff y Cordón, o la poca experiencia en un medio tan diverso como el nuestro ha sido absorbido por el afán, voluntad y dichos en las cortas alocuciones de Cruyff y de Cordón, que sin llegar este último todavía al país, ha demostrado que sabe ejercer el cargo de apoderado general del proyecto.
La tarea de Cordón y Cruyff es ardua y complicada. Saben que el reloj está en cuenta regresiva y que para saber dónde pisan deben comenzar no por lo que les cuenten, si no por lo que ellos hagan para identificar nuestras potencialidades. También en entender la idiosincrasia de nuestros futbolistas e interpretar las aspiraciones de toda una afición que ha sido testigo de una secuencia de fracasos.
Es importante que Cordón y Cruyff conozcan que la directiva de la FEF ha soportado severas críticas por el tiempo perdido y deberán saber que en algún momento esa misma directiva presionará por los resultados que tanto necesitan. Y Cruyff lo sabe porque investigando sobre sus pensamientos encontré uno revelador (diario AS, de Madrid, en el 2017) en que menciona que “su aprendizaje es con base en mucho sufrimiento, que el cargo de DT es bonito, pero de máximo riesgo y que para ellos la tumba siempre está preparada, lo que no sabe es cuándo te vas a caer”.
El plan estratégico es esperanzador, ordenado y diseñado para que su cumplimiento sea a largo plazo. Reúne principios y objetivos claros, pero su ejecución siempre estará en duda, conociendo el comportamiento y costumbres arraigadas históricamente en el ecuatoriano, que es experto en diseñar y deficiente al ejecutar.
Lo que sí pienso que faltó en el plan estratégico es un capítulo que comprometa la formación y promoción de entrenadores y directores deportivos ecuatorianos para que sirvan, algún día, como el principal apoyo en el manejo de nuestros intereses. Hoy el fútbol ecuatoriano estará dirigido por extranjeros, desde el secretario general de la FEF, Gustavo Silikovich, de nacionalidad argentina; el director deportivo Antonio Cordón, español; el DT de la selección mayor Jordi Cruyff, holandés, y todo su cuerpo técnico. El director de las categorías inferiores Jorge Célico, argentino; Emily Luna, de Brasil, directora del fútbol femenino; sin lugar a dudas, todos con reconocimientos en el fútbol sudamericano y mundial.
Sobre el cambio del escudo y discutir sobre por qué se lo modificó, parecería que no es necesario porque está en el ámbito de la forma, pero pienso que sí tiene derivaciones que afectan el fondo porque modifica la tradición y la historia. El escudo con el cóndor responde a un hecho simbólico porque lo comenzaron a usar tres atletas que nos representaron en los Juegos Olímpicos de París en 1924. Desde esa lejana fecha todas las disciplinas deportivas se identificaron con ese escudo, hoy la FEF lo reconvirtió; lo abstracto pudo más que la tradición. Pienso que la actual dirigencia de la FEF deberá reformar el artículo 114 de su estatuto, en el que se señala expresamente cómo debe ser el escudo coronado con el cóndor, como emblema patrio. En fin, ya nos acostumbraremos a ver un escudo diverso.
He leído todo el plan y me parece bien estructurado, con la observación que hice sobre las oportunidades a los ecuatorianos, pero en general merece ser apoyado. Pero me quedé con alguna duda sobre el pensamiento que incluye como corolario del plan, y que aunque se menciona que su autor es el poeta japonés Kioto, otros mencionan que el verdadero mentor fue el científico español –Nobel de medicina en 1906– Santiago Ramón y Cajal. Bueno, sea quien sea, dice así: “Las grandes obras de las instituciones las sueñan los santos locos, las aprovechan los felices cuerdos y las critican los inútiles crónicos”.
Ante tan severa afirmación, como mensaje final de la FEF, solo me toca reflexionar que no pienso que nada quita que se pueda criticar sin ser un inútil crónico. Y sucede con los críticos literarios, que elogian y critican en el trayecto y al final de la obra por la simple razón que nada es absoluto ni perfecto. Esa crítica que podría ser infinitamente aguda, pero enriquecedora a la vez, podrá ser calificada de inútil, pero necesaria si llegare a ser una gran obra. (O)
La ejecución del plan de la FEF siempre estará en duda, conociendo el comportamiento y costumbres arraigadas en el ecuatoriano, que es experto en diseñar y deficiente al ejecutar".