PACHUCA -- A Rubens Sambueza, atacante de Pachuca, le avientan un vaso de cerveza de la grada y simula que se echa un trago, se le cruza un defensa y lo deja atrás con un caño. Lo encara un rival y le responde. A sus 36 años, el argentino continúa como el enemigo número uno de los equipos que enfrenta y más si el contrincante viste de rojiblanco y es Chivas.
“Ojalá todos corrieran y entendieran el juego como Sambueza, sería espectacular”, dice Paulo Pezzolano, técnico de los Tuzos.
Sambueza regañaba a Alfonso Blanco porque no le tiraba la pelota para competir con Miguel Ponce, seis años menor que el argentino. Cada que toca el balón, hay un abucheo o mentada de madre contra el argentino y cuando se va al ataque, más de un aficionado rival aguanta la respiración, sabe que hay peligro, todavía provoca miedo.
“Lo que trabaja día a día se le nota el fin de semana, por eso tiene la edad que tiene y corre lo que corre, la intensidad que tiene, cómo lee el juego, te facilita muchas cosas y tiene un compromiso enorme”, agregó el entrenador uruguayo.
El aficionado de Chivas le tiene rencor, con la playera de Pachuca le hizo tres túneles a los jugadores rojiblancos, entre ellos a la Chofis López, y desde su paso con América se ha encargado de hacerle la vida difícil a los de Guadalajara.
“Sambueza, es un gusto tenerlo para mí, es un crecimiento enorme para mí tener un jugador de esos en el plantel que estoy dirigiendo, es un jugador muy respetuoso, muy trabajador”, complementa el encargado de dirigir a los Tuzos para el Clausura 2020.
Contra Pachuca, el jugador más veterano en la cancha encendió el partido, con su regate y su soltura. Le escondió el balón hasta el árbitro, cuando el silbante le llamó la atención y le pidió la pelota. No le rehuyó a ir a cobrar los tiros de esquina, pese a que lo llenaban de vasos de cervezas en cada córner y terminó como la figura del partido.
Él es Rubens Sambueza, que a los 36 años, opacó a las Súper Chivas 2.0.