En la actualidad, en el país existe una enorme escasez de dirigentes deportivos y de los pocos que aún cumplen esa tarea, un 80 % de ellos suma falencias al ser incapaces, egocentristas, autoritarios, narcisistas y conjugar el verbo fracasar.
Toda regla universal tiene sus excepciones y, siendo mínimas, nos congratula en el campo del deporte ver florecer a dos jóvenes dirigentes, a quienes conozco y dan motivo a esta columna: David Lecaro (31), quien maneja el inmenso timón como director de Deportes de la Prefectura del Guayas, y Carlos Álvarez (42), quien enrumba la gigantesca Dirección de Deportes de la Municipalidad de Guayaquil. Son confiables y versados en materia deportiva, caras nuevas en el infinito espectro del deporte, y evidentemente estamos seguros de que día a día irán afirmándose por su capacidad.
¿Cuáles son las características profesionales y humanas de David y Carlos? Que en el contexto van sumando elogios, adquiriendo experiencia, conociendo las reales necesidades de la ciudad y de la provincia en áreas deportivas y haciendo efectivos programas recreativos como obra en infraestructura, que benefician a la niñez, juventud y personas mayores.
David Lecaro se muestra sereno, disciplinado, puntual, receptivo en los disentimientos y ejecuta sus unidades de trabajo diario con ímpetu.
Carlos Álvarez es un observador de forma y fondo, vigoroso de entusiasmo, exigente en el cumplimiento en cuanto a programas y está pendiente de su memorándum a cumplir.
Hasta el instante, lo que han trazado en sus cronogramas de unidades de trabajo y sin rivalizar lo están cumpliendo con saldo positivo.
Un consejo para ambos: frenen a los vividoresque a cada instante transitan en el mediodeportivo y sean optimistas y desprendidosen todo lo que a deporte de buena fe concierne.
No más palabras… (O)