“Causa, ya estoy llegando. Ahí, en el parque, hacemos la nota”. Así es Jorge ‘Chino’ Huamán. Un tipo de barrio que creció en una zona ‘picante’ y le ganó a las tentaciones. Que fue (y es) feliz con su Sport Boys, aunque se quedó con una espinita en la selección. Eso sí, tiene algo para contar durante toda su vida: jugó junto a su hijo a nivel profesional. Y eso es como ganar un campeonato.
Vives frente al ‘Miguel Grau’, que no se le ocurra a nadie meterse contigo, ¿no?
Es que yo he crecido en un barrio bravo (Corongo). Como todo chalaco, he vivido en zonas picantes. Felizmente escogí bien y me decidí por el fútbol, aunque a la mano siempre tuve para ‘perderme’.
¿Y quién fue tu salvador?
‘Chalaca’ Gonzales. Mira, yo empecé en Cantolao y a los 16 años me voy a Cristal. Tiraba mi pelota y llegué a la selección Sub 17, pero de pronto me sacaron. Entonces me vine abajo y dejé todo. Pensaba dedicarme a otra cosa y ahí el ‘profe Chalaca’ me pegó un fonazo.
¿Él te lleva a Sport Boys?
Claro. Yo le dije en un primer momento que no, porque no tenía ni un sol para ir a entrenar. “Yo te pago tus pasajes, ven de una vez”, me dijo ‘Chalaca’. Y ahí comenzó todo.
Luego pegaste el salto al extranjero, pero te regresas al poco tiempo. ¿Qué pasó?
Me fui a Grecia (al Veria FC), y lo hice bien, pero pasé muchos problemas económicos. Es más, firmé por tres años, y a los seis meses me buscaron otros equipos. Uno era el Panathinaikos, que es un gigante, pero se truncó. Fui a Bélgica, tampoco firmé y tuve que volver.
“Hoy juegas bien un año y al toque te consiguen club afuera. ¡Cómo no había eso en mis épocas!”
¿O no te acostumbraste a la vida en Europa y eso pesó?
Me costó al comienzo. Llegué y hacía un frío horrible. Es más, el primer día de entrenamiento se había formado hielo en la cancha, pisé y me doblé el tobillo. Llamé a mi esposa, quien se estaba alistando para darme el alcance, y le dije que me regresaba.
¿Tanto así?
Causa, no te miento, Grecia era otro mundo. Pero mi mujer me hizo entrar en razón. “Acá las cosas están mal, quédate allá”, me repetía. Le hice caso y tuve que ir acostumbrándome. Por suerte, no estaba solo.
¿Quiénes estaban en tu ‘mancha’ allá en Grecia?
Juan Carlos Bazalar y el ‘Gato’ Basombrío. Teníamos problemas para salir a la calle por el idioma. Cuando íbamos a comer, solo pedíamos pollo y papa. Nos memorizamos esas dos palabras y a los mozos le decíamos “kotópoulo” y “patáta”.
¿Y nunca se animaron a aprender el griego?
Nada, lo que hicimos fue comprarnos un diccionario y andábamos con el librito todo el día. Me quedé año y medio allá. Lo disfruté, aunque no me pagaron 8 meses. Si era en un equipo solvente, no me iba nunca.
Pero esa experiencia afuera te permitió mantenerte en la selección…
A mí me convoca (Juan Carlos) Oblitas al final de las Eliminatorias del 98. Lo malo es que no fui constante y esa es la única ‘espinita’ que tengo. Por ejemplo, hoy le digo a mi hijo, Paolo, que es más sencillo emigrar y tener una chance. “Te doy un millón de soles si me pudieras dar tu edad”, le digo.
¿Dónde estarías?
Te juro que en Europa. Para mi época, cuando voy a Grecia, fui la sensación y la rompía. Tenía otro juego, de amagar y picar. Por eso, si tuviese 10 años menos, estaría en un equipazo del extranjero.
¿Pero llegaste a hacer plata en el fútbol?
Sí, no me quejo. Y eso que yo malgastaba, pero mi esposa me ayudó mucho. Puse un par de pollerías y el negocio va bien. También tengo una empresa de verduras y ahora quiero una cevichería. Me compré mi ‘depa’, mi carrito y otras cositas más.
Todo eso pese a que algunos clubes te ‘cabecearon’…
Y eso que nunca pedí de más. Recuerdo que en la ‘U’ me dijeron a los 6 meses que querían rescindirme. Yo acepté, pero quería que me paguen los tres meses que me debían. “Te damos eso y tres meses más para quedar bien”, me dijeron. Y les dije que no, que solo quería la plata del tiempo que trabajé.
¿Cuánta cuerda te queda?
Hermano, yo pensaba retirarme este año. Sin embargo, me hablaron de Sport Boys, sobre todo Rivelino Carassa, quien va a ser el DT. Y, la verdad, me convencieron. Tengo 38 años, pero me siento bien todavía. Voy a jugar un añito más.
“Jugué ante Roberto Carlos y otros cracks, pero nunca me llamó la atención cambiar camisetas. Si ellos me la pedían, fácil”.
Te quita el sueño el ascenso con tu Sport Boys, ¿no?
Pucha, sería espectacular retirarme dejando al equipo de mis amores en Primera. Acá no se gana, pero se goza. No hay día que no me divierta entrenando. Lo malo es que veo más plata que sale de la que entra.
¿Y no te llamaron de otros equipos este año?
Claro, me llamaron de Torino, y con una oferta muy buena. El presidente me reventaba el teléfono y me ofrecía, aparte del sueldo, una casa frente a la playa. Pero acá, en Sport Boys, me iban a matar si me iba (risas). A veces la plata no es todo.
¿Y vas a dirigir?
Tengo a cargo la categoría 98 de Sport Boys, en la que juega mi ‘chibolo’. Estudié para ser entrenador, pero a veces la pienso porque envejeces más rápido (risas). Veo otros ejemplos y es una ‘chamba’ bien matada, pero claro que me gustaría.
¿Y el partido de despedida? ¿Ya te hablaron algo?
Sí, hay unos amigos que ya quieren comenzar a organizarlo. Quiero una ‘pichanga’ con mis ‘patas’, como si fuera en el barrio. No quiero a Cristiano Ronaldo ni Messi, solo a mis amigos. Ahí tienen que estar el ‘Conejo’ Rebosio y Roberto Martínez, encabezando todo. Tiene que ser en el ‘Miguel Grau’.
POR GABRIEL CASIMIRO
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