En la cúspide de la gloria, al registrar el 29 de marzo de 1990 su récord en la NBA con los 69 puntos que marcó a los Cleveland, el oro olímpico obtenido en Barcelona 1992 con el arrasador Dream Team y el añorado tricampeonato de la NBA (1991, 1992 y 1993) con los Chicago Bulls, se comenzó a comentar que Michael Jordan estaba planeando dejar la práctica de este deporte.
Según las publicaciones de la prensa especializada de esos tiempos: “El '23' estaba cansado, exhausto de todo lo que significaba ‘ser Michael Jordan’ a principios de los 90. Su objetivo final era conseguir lo que ni Magic Johnson ni Larry Bird habían logrado con Los Angeles Lakers y los Boston Celtics: ganar tres anillos seguidos (lo hizo)”.
En el séptimo capítulo de The Last Dance, la serie de ESPN y Netflix sobre la carrera de la leyenda de los Bulls, se ahonda en las circunstancias previas al anuncio de la primera retirada de Jordan, y algunas cosas que hasta ahora sorprenden, publica diario El País de España.
Si bien el show, en el que el baloncestista y su entorno han tenido mucho que ver, explica algunas de las causas de esa retirada, pasa de puntillas y sin demasiado interés sobre otras que aún a día de hoy no tienen respuesta.
Al comisionado de la NBA de aquellos tiempos, David Stern (fallecido el 1 de enero de este año) se lo culpó y en su defensa dijo: “La leyenda urbana es que yo le eché de la liga por su afición al juego. Es absurdo, algo sin base. No es verdad”. A esto se agrega que hubo una supuesta suspensión secreta de la NBA a Michael.
La muerte de su padre
El 23 de julio de 1993 cambió el sentido de la vida para Michael, porque su padre, James, fue asesinado en la carretera cuando retornaba a casa, en su auto, del funeral de un excompañero en la General Electric.
En la reconstrucción de los hechos se conoció que James subió a su Lexus SC 400 (color rojo, que su hijo le había comprado por una suma de $40 000) luego de despedirse de la viuda y charlar con su amiga, Carolyn Robinson, partió de la localidad de Wilmington.
Tomó la autopista 74 para llegar al aeropuerto de Charlotte, donde iba a coger un vuelo hasta Chicago, pero en la carretera se sintió cansado y decidió dormir; fue en ese momento de descuido cuando dos ladrones trataron de asaltarlo y uno de ellos le disparó en dos oportunidades.
Luego de varios días de búsqueda, el 5 de agosto, un albañil se encontraba pescando en un río, que desemboca cerca de un bosque de Fayetteville (en el Condado de Cumberland, Carolina del Norte), y vio una silueta que flotaba enganchada de una rama sobre la orilla, que resultó ser el padre de Michael. Entre todo esto también se habló de la mafia que manejaba las apuestas.
Las investigaciones continuaron hasta capturar a Larry Martin Demery (17 años) y Daniel Andre Green (18). Según la policía, los dos jóvenes realizaron una llamada desde el Lexus luego del asesinato.
Demery se declaró culpable de asesinato en primer grado y testificó contra Green en 1995. Ambos fueron condenados a cadena perpetua.
Después de 27 años, Demery buscó la libertad condicional, cambiando su versión sobre el suceso y aseguró que el día de la supuesta muerte de James estuvo con en una fiesta con Green, quien habría desaparecido durante unas horas y volvió para revelar que había disparado a un hombre en la autopista.
Le pidió que le ayudara a esconder el cadáver, y Demery aceptó. Según The New York Times tras esta declaración no le aceptaron su libertad. Mientras que Green ha mantenido la versión sobre su inocencia y ha intentado, sin éxito, que se celebre un nuevo juicio.
En medio de esta maraña de declaraciones, una investigación del diario Chicago Tribune contradice al informe de la Fiscalía que afirma que James habría recibido uno de los tiros a la altura del corazón, porque asegura que no había herida de salida en el cuerpo de Jordan ni rastros de sangre dentro del coche; y que no se encontró el agujero de la bala en la camiseta ni restos de pólvora.
Para remover la teoría que el asesinato de James fue ordenado por la mafia apareció Michael Franzese, de la familia mafiosa Colombo de Nueva York, y aseguró que en su ambiente se decía que la muerte de James había sido un ajuste de cuentas por las relaciones entre Michael y las apuestas ilegales. Una versión que no agregó The Last Dance.
Durante unas pesquisas de los federales por la muerte de un prestamista, que era aficionado al golf y apostaba con el 23 de los Bulls, aparecieron cheques personales de Jordan por más de $100 000 al lado de su cadáver; y luego documentos firmados por MJ pero ahora en las manos de James Bouler, un vendedor de cocaína.
Su retiro
“Me consuela saber que mi padre ha visto mi último partido (…). Me ha hecho darme cuenta de lo corta que es la vida, de cómo las cosas pasan rápidamente. Hay momentos en la vida en los que tienes que dejar el deporte de lado. Quiero dedicar más tiempo a mi familia, porque he sido muy egoísta durante este tiempo y he dedicado todo al baloncesto”, dijo Jordan en la rueda de prensa para anunciar su retirada.
"No tengo nada más que demostrar, no tengo más desafíos. No tiene nada que ver con la muerte de mi padre o la presión de los medios o algo diferente a eso. He logrado todo lo que podía en el baloncesto”, agregó.
Y en un programa de Oprah Winfrey, como exjugador de los Bulls comentó: “No quiero saber por qué (lo asesinaron) me dolería todavía más. Es mejor que no sea así”.
A jugar béisbol y su retorno a los Bulls
En octubre de 1993, Michael se convirtió en un discreto bateador de los Birmingham Barons, filial B de los White Sox, un equipo las Ligas Menores de Béisbol. Cambió un contrato de $30 millones por largos viajes en colectivo y hoteles de mala muerte solo para cumplir el sueño de su padre de verlo practicar este deporte. Según las personas que rodearon por esos tiempos al jugador dijeron que volvió a sentirse humano.
Tuvo que esperar hasta febrero de 1994 para unirse a los entrenamientos. La prensa copó el campo como nunca antes y Walt Hrianiak, el mentor de la estrella, le dijo: “¿Te vas a tomar esto en serio o es un capricho?”. “Muy en serio”, respondió Mike.
Si en las pistas de básquet, Michael era un dios, en la cancha de hierba solo era un mortal más, sin esa magia especial para despuntar en este deporte. Sus números de bateo marcaban .202. ¿Qué quiere decir eso? “Para algunos, la confirmación que no tenía ninguna posibilidad de éxito en el mundo del béisbol y que había desperdiciado un año en la cima de su carrera de basquetbolista para humillarse a sí mismo en una categoría menor”, dice un especialista en la página de la MLB.
Ante esto, la revista Sport Illustrated mandó fuertes títulos en sus portadas: “Bag it Michael”; “Déjalo, agarra tus cosas, Michael”. Y el ídolo nunca más le dio una nota a Sport.
Mientras, a los Barons les iba muy bien porque a su estadio asistían 467 000 hinchas, una cosa fuera de lo común, según las estadísticas de la Major League Baseball. Siempre estuvieron las gradas llenas hasta que explotó en otoño un conflicto sindical que retrasó la reanudación de la Liga.
Algo que fue la mejor noticia para Phil Jackson, entrenador de los Bulls, quien volvió a tenerlo en sus filas para la temporada de 1995. Michael volvía a la NBA y los Bulls ya estaban listos para completar la historia y arrasar para conquistar otro tricampeonato. (D)