Sting tiene 56 años y parece haber llegado al final de su carrera. Si bien es una lástima, quizá sea más difícil aquilatar el hecho de que Daniel Bryan, de 34 años –un jovencito al lado de Sting—tenga que colgar las botas a pesar de sentirse aún con las capacidades para continuar.
WWE es cada vez más cautelosa cuando se trata de dejar trabajar a elementos que se han vuelto propensos a lesionarse el cuello o que han recibido varias conmociones cerebrales. En el caso de éstas últimas –que es el problema de Bryan—seguir acumulando conmociones puede traerle secuelas en la edad madura, desde un daño permanente en sus capacidades hasta una muerte temprana.
Es por eso que, aunque doctores independientes estén dispuestos a darle el alta a Bryan, mientras los médicos de WWE y expertos como el doctor Joseph Maroon opinen que no es buena idea, WWE no dejará luchar más a Daniel Bryan.
Hace unos días informamos que Bryan se encuentra entrenando jiu-jitsu brasileño, y uno podría hacer un ejercicio de imaginación y ver a un Bryan que, en franca rebeldía, decide firmar con UFC y debutar ante CM Punk en el octágono. Eso, obviamente, no sucederá, pues no sólo ninguna comisión atlética le otorgaría una licencia debido a su historial de conmociones, sino que además le quedan dos años en su contrato, y WWE no lo dejará libre por ningún motivo antes de que expire ese tiempo.
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Bryan viajó a Singapur para promover el tour de WWE por esas tierras, y fue entrevistado por The New Paper Online. Esto dijo sobre su carrera:
“Creo que éste puede ser el final de mi carrera en WWE. Pero no creo que sea el final de mi carrera (como luchador). Podría encontrar otra pasión, pero no dejaría de ser algo muy triste, porque esto es por lo que he estado más apasionado desde que tenía cinco años”.
Cuando el contrato de Bryan expire en 2017, y si para entonces WWE no lo ha dejado luchar, sin duda podría aventurarse a trabajar en Ring of Honor o en New Japan, donde todavía no son tan escrupulosos en lo que respecta a la salud de los luchadores.
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