Cerro Porteño hizo gala de un alto nivel de juego para superar sin atenuantes a San Lorenzo por 4 a 1, su tercera victoria al hilo tras la vuelta del fútbol, y se prende a la zona alta de la clasificación.
Intensa verticalidad administrada por momentos planteó el elenco de barrio Obrero para dejar los puntos en su feudo con la premisa de ir consolidando la filosofía táctica, bajo un patrón de juego en donde debe predominar el control.
A su vez, al Rayadito le costó el nuevo ensamble y no pudo mostrar mucho. Se vio acorralado ante la intensidad del local, que en cada inicio supo golpear y mantener el control con esa diferencia.
LAS SOCIEDADES. La columna vertebral de Cerro va tomando forma. En zona defensiva, el complemento de Alexis Duarte permitió por momentos la aventura en ataque de Juan Patiño, que es opción para colaborar en ofensiva. En el medio, la presencia de Marcelo Palau generó mayor soltura a Mathías Villasanti, que esta vez no tuvo mucho despliegue para alternar en la cobertura de la zona.
Por los costados, las sociedades se van consolidando en base a un juego fluido y efectivo que tiene recursos como la presión, el anticipo selectivo y la precisión. Federico Carrizo con mayores libertades va siendo pieza clave como asistidor, mientras que Enzo Giménez se adueñó del corredor derecho, sector por donde transita lo mejor del juego azulgrana.
Cerro va cosechando el tiempo invertido para la preparación. Su argumento cada vez es más sólido y su condición de favorito se va confirmando.
Otro punto a resaltar fue los minutos que sumaron los juveniles, cuando el juego ya estaba liquidado, haciendo andar la parte dos del plan liderado por Francisco Arce, la transfusión del ADN azulgrana de la cantera a la primera.
LA FIGURA. Federico Carrizo marcó la diferencia con asistencias precisas. Visión efectiva para ser selectivo en las descargas que le dieron claridad al ataque del Ciclón.
LA CIFRA. 50 goles suma Diego Churín en Cerro Porteño. Marcó 41 en el plano local y 9 en el campo internacional.