—Felicidades, seleccionador. Es usted Vicente...nario.
—Muchas gracias. Ha sido un camino largo, pero ha merecido la pena.
—¿Hasta cuándo seguirá? Ya sabe que una vez que España consume la clasificación para la Eurocopa del año que viene Villar le ofrecerá la renovación.
—Me jubilaré después de Francia 2016. Eso ya lo tengo decidido. En esta vida no se puede ser absoluto en nada, pero en esto no creo que nada ni nadie pueda hacerme cambiar de planes.
—¿Se quedará después de Molowny de la Federación? De director deportivo para echarle una mano a su sustituto?
—No, me iré a mi casa a cuidar y a disfrutar de mi familia. Ellos se lo merecen y yo ya tengo edad para eso.
—Pero, hombre, cómo va a dejar a la Federación huérfana de su sabiduría?
—La Federación es mi casa y saben que podrán pedir mi consejo u opinión cuando gusten, pero desde fuera. Desde fuera y sin que ello se vea como una interferencia en el trabajo del que sea nombrado nuevo seleccionador. Eso de ninguna manera. Daré mi humilde opinión sobre los asuntos del fútbol español para los que sea requerido. Y nada más.
—Relájese. Imagine por un segundo que va conduciendo por una carretera desierta. ¿Qué música lleva en el coche, Julio Iglesias o Kevin Roldan?
—Yo en el coche llevo más a Serrat y Julio Iglesias que a Kevin Roldan. Es usted un cachondo.
—Pues mire, como Piqué...
—Ya dije, e insisto, en que me pareció una anécdota, algo sin más importancia. Pero en qué país vivimos que se le da a esto más importancia que al hecho de estar en puertas de un partido casi vital para ganarnos el derecho a defender el vigente título de campeones de Europa.
—¿El peor momento de la Selección es este de Piqué?
—Ni por asomo ha sido el peor momento de la Selección este asunto de Piqué. Ha sido un hecho concreto, una anécdota. Piqué es un jugador de nuestra Selección, de nuestra familia, y no le vamos a dejar solo. Mi obligación es proteger el espacio de la Selección en todos y cada uno de los jugadores. Ha habido muchas cosas peores muchas veces durante estos años.
—¿Qué resumen hace del recorrido de los cien partidos?
—Ha habido victorias muy celebradas, muy recordadas y alguna derrota dolorosa. Como es el deporte, que no es el éxito o el fracaso sino un recorrido a lo largo del tiempo en el que hay de todo. Más allá de la Eurocopa y del Mundial, hemos jugados dos Copas Confederaciones y 35 partidos en fases de clasificación en los que sólo hemos tenido una derrota y en el último minuto. Luego vino el accidente doloroso de Brasil pero a esta Selección hay que mirarla por lo que ha hecho en su conjunto. Si tengo que destacar un partido es la final del Mundial de Sudáfrica y si tengo que recordar un momento doloroso es también contra Holanda en el primer partido del pasado Mundial.
—¿Hay que remontarse a los tiempos de Muñoz para ver a un seleccionador tantos años en el cargo?
—Algo tendrá que ver con la manera en que se dirigen los clubes y la Federación, aunque también tendrá que ver con el número de partidos. Me encuentro cómodo en la Selección, dispuesto a cumplir mi trabajo y emocionado con lo que tengo por delante. Según van pasando los años, vas perdiendo ese atrevimiento de la juventud, te vas volviendo más responsable. Esa responsabilidad que te acompaña hay que saber llevarla para relativizarlo todo.