En enero de 2016, un niño afgano de cinco años se volvió mundialmente famoso al aparecer en las redes sociales con una camiseta, hecha a partir de una funda de plástico, que llevaba el nombre de Lionel Messi escrito con un marcador. Su hermano subió la foto del pequeño con la improvisada prenda a su Facebook e inmediatamente se viralizó.
La historia de Murtaza Ahmadi circuló por los medios de todo el planeta y llegó a oídos del astro argentino, que invitó al menor y a su padre para reunirse en Doha, Qatar, donde el 10 fue a disputar un partido amistoso con el Barcelona, recordado por las tiernas imágenes en las que el niño no quería despegarse de 'La Pulga' antes del inicio del encuentro.
Fue un hecho que conmovió al mundo, pero que provocó una pesadilla para su familia.
Murtaza Ahmadi, en el 2016, con la funda que simulaba una camiseta de la selección de Argentina, con el 10 de Messi. BBC
Hace dos años la BBC ya informaba que desde aquel encuentro con Messi, la familia de Murtaza sufrió amenazas de los talibanes, por lo que tuvo que huir de su aldea, vivió con miedo al secuestro y al robo y que debió exiliarse en Kabul, la capital de Afganistán, donde pasó un tiempo recluido y alejado de sus parientes para evitar que alguien lo reconociera.
"Militantes en la región estuvieron llamando y diciendo: Te has vuelto rica, paga el dinero que recibiste de Messi o nos llevaremos a tu hijo", dijo por aquel entonces su madre Shafiqa a la agencia de noticias AFP.
La historia de este pequeño que hoy cuenta con nueve años y asegura que sigue amando a Messi a pesar de todos los sufrimientos que atravesó luego de vestir su camiseta, es recopilada ahora en un documental que realizó el sitio de deportes internacional Bleacher Report. Allí, el propio Murtaza y sus familiares narran en video las peripecias que sufrieron a causa de aquella primera viralización.
La camiseta de plástico que se volvió contra el niño
"Le hice una foto a mi hermano con la camiseta de plástico y la subí a Facebook", dijo en el citado informe Hamayoun, el hermano mayor del pequeño protagonista de esta historia, que bromeaba entonces, y había bautizado a su hermanito como "Murtaza Messi".
Murtaza Ahmadi, con la bolsa de plástico como camiseta. BBC
Así empezó todo. Y mientras el mundo entero comenzaba a admirar el apasionado gesto de ese niño humilde por su ídolo, en el pueblo donde vivía el chico comenzaba a padecer las burlas de los vecinos. "Todo el mundo se metía conmigo, me decían que yo usaba ropa de plástico", contó Murtaza en el informe de Bleacher Report.
"La gente empezó a pensar en qué circunstancias económicas estábamos, que ni siquiera le podía comprar una camiseta decente a mi hijo", agregó Arif, el papá del niño, sobre la bolsa de plástico.
Dos cajas, los primeros problemas
Antes de que Messi invitase a su fan a conocerlo personalmente, le envió regalos a su casa.
"Cuando vi las dos cajas que llegaron, pensé inmediatamente que una tendrían juguetes para Murtaza y la otra, dólares. Pero no. Solo había una pelota de fútbol y una camiseta de la selección Argentina", contó Arif con un tono de decepción en su voz.
Pero el papá de Murtaza no era el único que había pensado que desde el entorno de Messi habían enviado grandes cantidades de dinero a la familia Ahmadi. Todo el pueblo de Jaghori se había convencido de que a la casa de Murtaza había llegado un dineral.
Murtaza Ahmadi muestra la firma de Messi en la camiseta que le regaló el astro argentino en 2016. AFP/Unicef
"La gente que pasaba por el pueblo preguntaba que cómo vivíamos, si Messi nos había mandado mucho dinero. Y empezó a haber gente merodeando la casa por la noche. Fue muy molesto", lamentó Arif.
"Nuestra cultura se basa en la caridad. Si un extranjero estuvo con el niño, entonces para la gente era seguro que lo ayudó", completó la idea el tío de Murtaza en el informe.
Cuando la situación se hizo insostenible, la familia vendió el auto y otras pertenencias y decidió emigrar a Pakistán. Pidieron para ello que se los otorgara la situación de refugiados, ya que, además del acoso de su propio pueblo, el niño y sus familiares habían recibido una carta de amenaza de un grupo talibán, que también le exigían a la familia una tajada de ese supuesto dinero que les había enviado Messi.
Pero como la petición de asilo no fue aceptada nunca, toda la familia tuvo que regresar al pueblo de Jaghori.
"Creí que Messi sería como Ronaldo"
Entonces fue cuando las cosas parecieron mejorar. Murtaza recibió un pasaje para dirigirse a Doha, la capital de Qatar, para ir a conocer a su ídolo, Lionel Messi. Más allá de todas las adversidades, el sueño del niño parecía que finalmente se haría realidad.
El pequeño conoció a Messi, estuvo con él en el campo de juego, se sacó fotos con su ídolo, se llevó una camiseta de Barcelona y abrazó fuertemente las piernas de su admirada estrella del fútbol.
"Le dije que me quería quedar con él, que quería jugar con él. Él me decía que me fuera con mi padre, pero no entendía su lengua", recordó el pequeño en el informe. La madre de Murtaza agregó en el documental que el niño estaba muy feliz ese día, ya que, así se lo había confesado, él lo amaba más a Messi que a ella, su propia madre.
"Yo estaba muy contento -dijo el papá de Murtaza-, porque creía que Messi sería como Cristiano Ronaldo". Arif se refería al gesto que tuvo el portugués con un refugiado de Siria a quien le ayudó a obtener asilo en España y a quien supuestamente el astro que ahora está en Juventus le habría dado importantes sumas de dinero.
"Fuimos a Doha para que Messi pudiera hacer algo por él. Pero no hizo nada por Murtaza", sentenció el papá del pequeño.
Regreso al pueblo y más problemas
Al regresar la familia a su pueblo, otra vez comenzó la pesadilla, ya que la creencia de que habían vuelto llenos de dinero gracias a Messi volvió a apoderarse de los habitantes de Jaghori. Empezaron a aparecer entonces amenazas de secuestro hacia el niño, que tuvo que irse a vivir por un tiempo a Kabul, a 300 kilómetros de su hogar.
Murtaza tuvo que mudarse junto a sus padres y sus cuatro hermanos a un apartamento en Kabúl. BBC
Murtaza abandonó entonces el colegio, los amigos y su familia para vivir en casa de un tío en la capital afgana. Allá jugaba con sus primos, pero se cuidaba de no salir a la calle, ya que en todo el país su figura era conocida y la leyenda del dinero de Messi se había hecho presente en la población.
Para colmo de males, en ese tiempo en Kabul comenzó a haber una serie de atentados con bombas que hicieron que el niño se recluyera aún un poco más de lo que ya estaba. "Había muchas explosiones por todas partes", recordó el niño.
Luego de unos meses, el pequeño que un día fue viral pudo regresar a su pueblo a vivir otra vez con su familia. Hoy, con nueve años, cuando se le pregunta a Murtaza sobre si se volvería a ponerse esa camiseta de plástico, el pequeño responde: "Me la pondría igual, porque adoro a Messi. No tengo remordimientos".
Su padre, su hermano mayor y su madre, en tanto, aseguran que el episodio les cambió la vida para mal, y que desearían que esa camiseta de plástico jamás se hubiese hecho viral. (I)