"Gustavo tiene un gran carácter, no se deja de nada ni de nadie; eso lo ha sacado adelante; es muy aguerrido, es un ganador y siempre está luchando por llevar su equipo a lo más alto; tiene un gran espíritu de lucha y sabe trabajar en equipo". Son palabras de Javier Ceniceros, el primer entrenador que apostó por un chico de Zapotán, en el estado de Nayarit, que con 18 años medía 2,03 y pesaba 93 kilos (ahora 2,08 y 110) y que mostró desde el principio un instinto absolutamente natural para jugar al baloncesto. Hoy se campeón de todo con el Real Madrid y la prensa mexicana lo celebra con titulares como este ilustrativo juego de palabras: “Temporayón”.
Para Ayón, cuya entrada en la dinámica de su nuevo equipo fue más bien lenta, la temporada ha sido un triunfo. Venía de un frustrante periplo NBA (2011-2014) en el que no encontró su sitio, con las lesiones siempre como enemigo, en un trayecto por cuatro equipos: New Orleans Hornets, Orlando Magic, Milwaukee Bucks y Atlanta Hawks. Con 30 años decidió regresar a Europa en un salto por el puente aéreo que ha acabado siendo fundamental en el desarrollo de la temporada. El Barcelona renunció a unos derechos sobre el pívot por los que en su día pagó al Fuenlabrada y Ayón fichó por el Real Madrid. El Barça, con el que estuvo a punto de firmar en el verano de 2013 y antes de que Atlanta Hawks reclaraza sus derechos NBA tras su salida de Milwaukee, reestructuró su juego interior hace un año sin esperar a Ayón. Ahora, toda una temporada después, a muchos les parecerá un error.
Porque Ayón ha demostrado ser una de esas piezas que necesitaba el Real Madrid para aspirar a firmar, como ha hecho, la temporada perfecta. El mexicano ha aportado fuerza y dureza en las zonas desde el principio y peso en el ataque cuando ha sido realmente necesario, un logro en un equipo siempre volcado hacia la aportación de los exteriores (Sergio Rodríguez, Llull, Carroll, Rudy…). Ha jugado de ala-pívot y de pívot y ha mezclado bien en quintetos tanto con Felipe Reyes como con Nocioni o Slaughter. Junto al argentino ha hecho olvidar a Mirotic en un juego interior que ha estado a la altura cuando más falta ha hecho. Y la mejor prueba es la semifinal de la Final Four, en la que Ayón destrozó al Fenerbahçe con 30 de valoración: 18 puntos, 7 rebotes, 6 asistencias y 3 robos. Finalmente sus medias en Europa fueron de 8,1 puntos, 4,5 rebotes y 11,7 de valoración. En la ACB se fue a 7,6 puntos, 5 rebotes y 9,9 de valoración. Más allá de los números, Ayón se ha convertido en un jugador sin el que no se podría entender esta versión triunfal del Real Madrid que ya está en los libros de historia.