José Peseiro se reencontrará en la plantilla del Porto con un "viejo conocido", el portero español Íker Casillas, con el que ya trabajó cuando fue entrenador adjunto de Carlos Queiroz en el Real Madrid.
Con la llegada al banquillo de Peseiro -contratación que se hizo pública ayer- en sustitución de Julen Lopetegui, Casillas vuelve a verse las caras con un técnico con el que ya trabajó hace doce años, en la temporada 2003-2004.
No obstante, en Portugal ya hay cierta expectación por ver si el nuevo entrenador mantiene su confianza en el guardameta español, objeto de las críticas esta semana por un error grosero que le costó al equipo la derrota el pasado domingo ante el Vitória de Guimaraes.
De hecho, medios lusos recordaron unas declaraciones de Peseiro publicadas en octubre de 2014 en el diario "A Bola" en las que ponía en duda su fiabilidad.
"Veremos por cuánto tiempo continúa siendo titular en la portería del Real Madrid. No se puede cambiar de portero todas las semanas, pero ningún entrenador consigue sostener a un guardameta que esté constantemente teniendo errores. El fin de Casillas está cerca", dijo entonces el ahora técnico del Oporto.
El capitán de la selección española era titular indiscutible para Lopetegui, que fue uno de los principales valedores del que es considerado el fichaje más mediático de la historia del fútbol portugués.
Los "dragones" se encuentran ahora en un momento delicado, sobre todo a nivel de moral, después de arrancar 2016 con varios tropiezos inesperados. Aún así, están terceros en la clasificación, a cinco puntos del líder, el Sporting de Lisboa.
Peseiro será ahora el encargado de intentar enderezar el rumbo tras la salida de Lopetegui, denostado por los aficionados por la pérdida del liderato y la eliminación de la Liga de Campeones.
A sus 55 años, el que fuera adjunto de Queiroz en el Madrid de los "galácticos" regresa a Portugal, donde ya entrenó a clubes como el Nacional de Madeira, el Sporting de Lisboa y el Braga.
Fue con el Nacional que el técnico se estrenó en la principal categoría del fútbol luso, en la 2002-2003, tras conseguir ascender al equipo en la campaña anterior.
Con sólo una temporada en Primera, Peseiro recibió la invitación de su compatriota carlos Queiroz para ser su segundo en el Madrid, lo que le llevó a cambiar Funchal por la capital de España.
En aquella época coincidió con Casillas, pero también con el francés Zinedine Zidane -actual entrenador de los "merengues"-, el inglés David Beckham, el brasileño Ronaldo y el portugués Luís Figo.
A pesar de la constelación de estrellas a su disposición, el conjunto blanco sólo logró ganar una Supercopa, terminó cuarto en Liga y fue eliminado en cuartos de la "Champions", lo que derivó en la destitución de Queiroz y sus ayudantes.
En su regreso a suelo luso, Peseiro se hizo cargo de uno de los "grandes" de su país natal, el Sporting de Lisboa, donde en su primera temporada (2004-2005) vio como se le escapaban varios títulos por muy poco.
De hecho, los "leones" eran primeros en la tabla a sólo dos jornadas del fin del campeonato y acabaron terceros, y en la UEFA -hoy Liga Europa- perdieron la final frente al CSKA de Moscú pese a ser disputada en su estadio, en Alvalade.
En su segunda campaña como máximo responsable de la plantilla verdiblanca, Peseiro sólo duró once encuentros antes de ser destituido.
Por aquel entonces facilitó el estreno del extremo portugués Silvestre Varela, con el que también se reencuentra ahora en el Oporto.
Tras su salida, pasó por el Al Hilal saudí, el Panathinaikos griego y el Rapid de Bucarest de Rumanía. También fue seleccionador de Arabia Saudí durante otros tres años antes de volver a Portugal para ocupar el banquillo del Sporting de Braga, en la 2012-2013.
Entonces lideró a un Braga que terminó cuarto en Liga y que se alzó con la Copa de la Liga, ganando en la final precisamente a su nuevo club, el Oporto.
Peseiro volvió a hacer las maletas y comandó el Al Wahda de Emiratos Árabes Unidos durante dos temporadas, hasta que fue fichado este verano por el Al Ahly egipcio, del que se despide tras apenas doce partidos para afrontar el reto de dirigir a unos "dragones" en horas bajas.
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