Las lágrimas incontenibles de Raúl Ruidíaz en Estados Unidos tras ganar, por primera vez en la historia del Seattle Sounders, la Concachampions para clasificar al Mundial de Clubes. El desahogo de Miguel Araujo luego de coronarse en la Eerste Divisie para ascender a la primera división de Países Bajos después de una temporada dura. Y el beso al trofeo de Gustavo Dulanto por segundo año consecutivo el trofeo de campeón de la liga de Moldavia, uno de los países más pequeños de Europa central. Tres peruanos separados por miles de kilómetros siendo felices con algo en común: la hermosa bandera nacional.
Exfutbolista de Cristal y campeón de Liga 1 DISPUTÓ su primera Copa América en la cárcel