“Al campeón no se lo discute”, sugería don Américo Barrios, ilustre director del diario Crónica durante décadas. “El campeón siempre es el mejor”, proclama un axioma futbolero. Y queremos ajustarnos a ambos preceptos, pero cuesta. El Real Madrid es otra vez campeón de Europa… sin ser el mejor de Europa. Como en todos sus cruces anteriores, fue menos futbolísticamente que su rival y se las ingenió para superarlos. El arquero rival nunca tocó la pelota por remates madridistas, y el propio fue el héroe de la tarde parisina. Tuvo menos la pelota y no generó situaciones de riesgo, pero supo hacer un gol y defenderlo. Con alma, con determinación, con suerte, con aguante, con lo que marca ese escudo glorioso y con algunas actuaciones sensacionales como la del portero belga Thibaut Courtois, hoy el verdadero número uno del universo, que ha sido la estrella de esta Champions League junto a Benzema.
Universitario y Barcelona tienen un LOGRO que Alianza Lima y Real Madrid jamás podrán alcanzar