El corazón de once leones en el campo del Beira Río latieron al compás del aliento de millones de peruanos. No jugó Melgar, jugó el Perú. Jamás se intimidaron ante la camiseta que tuvieron al frente, dejando en el camino a grandes como Racing, Deportivo Cali, y hoy puede jactarse de haber eliminado al Internacional de Porto Alegre en su casa.
Ese es Melgar, el equipo arequipeño que dejó de ser un proyecto para ser una realidad, de aquellas que se alejan de lo que vemos cada fin de semana en la Liga 1. Los rojinegros creyeron en ellos para ubicarse entre los cuatro mejores. El pitazo que daba por finalizado los noventa minutos reglamentarios de juego nos hacía presagiar que tanto aguante y esfuerzo no iba a ser en vano. Penales y la figura de Carlos Cáceda crecía, aún más, ante cada disparo. Tres penales ‘colorados’ atajados que invitaban a soñar. Kenyi Cabrera, el adolescente que se hace hombre con la camiseta dominó, tomó el balón para ser el primero en disparar. Gol y todo estaba encaminado.
Iberico vivió minutos de tensión, pues en sus pies estaba la clasificación. Disparo a la mano izquierda del arquero Daniel y el sueño se hizo realidad. El dominó se instaló en semis de la Copa Sudamericana, donde enfrentará a Independiente del Valle.
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Aguante e inteligencia
Ordenados, concentrados y sin prejuicios, así jugaron los dirigidos por Pablo Lavallén el que, quizás para muchos, fue el partido de su vida. Tras un primer tiempo entre las cuerdas ante la presión de local, el cuadro dominó, soportó y hasta tuvo un par de llegadas al arco que defendió Daniel.
Hubo cambios en comparación con el once que salió al campo de la UNSA hace una semana en el empate de ida. El marcador no se movió, pero el complemento fue una historia distinta.
Melgar anunció cambios que surgieron efectos positivos. El cotejo se hizo de ida y vuelta con un Deneumostier impecable atrás, Iberico y Cabrera ingresaron y se echaron a jugar. Fue entonces cuando Gabriel entró fuerte contra Arias y Tovar, el árbitro chileno, le enseña la roja. Desde entonces el cotejo fue rojinegro; sin embargo, el gol fue esquivo. Así llegamos al momento de alta tensión: los penales. Una historia favorable que celebramos a todo rugir.
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