¿Cómo calificas el liderato momentáneo del Atlético Grau en el Clausura?
Sabíamos que no se construía de la noche a la mañana, que la idea de juego debía tener mucha paciencia. Supimos aguantar, pero en los momentos difíciles no éramos los peores y ahora tampoco los mejores. Costó bastante, ahora hay que cuidar el liderato. Estamos trabajando para afrontar el torneo diferente al anterior (Apertura), y llegar lo más alto que se pueda. También hay que destacar a los directivos, quienes sostienen el proyecto del cuerpo técnico. Lo apoyaron en los peores momentos.
De a poco recuperas tu mejor nivel futbolístico…
Me siento tranquilo, apartado de lesiones que me han marginado del nivel que siempre me ha caracterizado. Además, cuando llegas a cierta edad vienen las lesiones, pero he sido parejo. Lo que deseo es rendirle al equipo, llevar a Grau a un torneo internacional y, ¿por qué no?, a un campeonato, pero vamos paso a paso, sin apresurarnos.
¿Cómo te sientes en Piura?
Es una ciudad distinta a la ajetreada Lima. Sirve para desestresarse y compartir más tiempo en familia. Lo vengo valorando con mis hijos, y tengo la bendición de verlos crecer, me llena de combustible para trabajar más tranquilo.
¿Eres de aconsejar a los más jóvenes en el plantel?
Hay momentos donde uno tiene que encaminar a los jóvenes. A veces por la misma juventud algunos no van por el camino correcto, hay otros que escuchan, otros que no, pero el tiempo es quien te pone y saca en el fútbol.
Con el regreso de Juan Reynoso al fútbol peruano es inevitable recordar el campeonato con la ‘U’ del 2009…
Fue el año que me marcó con el club que me formó, que soy hincha. Sabíamos que Juan sería técnico de la selección, llegó su momento, el indicado. Lo hará de la mejor manera. Después, el 2009 entré en la historia del club donde soñé jugar desde niño y cumplí con ser campeón, con dar la vuelta olímpica ante el rival de toda la vida.
¿Cuánto ha evolucionado el ‘Cabezón’?
Se le nota más maduro, con más experiencia. Siempre ha sido ganador. Uno con los años va adquiriendo mayor conocimiento y eso lo pondrá al servicio del país a través de la selección. Creo que nos llevará a otro Mundial, esperemos que sí, tiene bastante camino por recorrer y le irá de la mejor manera.
¿Cómo eran sus trabajos en la ‘U’?
Muy metódicos. Ese tiempo (2009), en la ‘U’, ya teníamos coaching, charlas. Después, sus trabajos eran muy reservados. Estaba en un nivel avanzado. Sirvió bastante.
¿Uno de los objetivos por cumplir es volver a la selección?
La verdad que sí, mientras siga vigente tendré esa ilusión. Por más que uno esté grande, seguiré trabajando. Sabemos que por estar en equipos denominados chicos es complicado, pero mientras haga una buena campaña y pelee los primeros puestos, tendré una chance. Hay muchos chicos buenos que están haciendo un gran desempeño en sus clubes, aunque todo empieza de cero. Sigo vigente, y te mentiría si dijera que no me seduce, hay que seguir con el nivel que requiere la selección.
Jugando en Atlético Grau, también te exigen más que en un grande…
Eso también me ha ayudado bastante a aprender a jugar en provincia. En un equipo grande, te llegan dos o tres y tienes que sacarlas, acá uno tiene más trabajo, pero eso ayuda bastante. He tenido oportunidad de jugar en un grande, como es la ‘U’, y en equipos donde te acaban más.
¿Eres de analizar a los nuevos colegas de guantes?
Tenemos buenos arqueros, hay futuro con muchos jóvenes. Ya no hay que nacionalizar a nadie. Está el chico Saravia, de Alianza, que jugó por un consolidado campeón como Campos, y no desentonó. El mismo Cáceda, que tiene un año espectacular con Melgar. Están Carlos Grados, Alejandro Duarte, Andy Vidal, tenemos buenos arqueros en el país.
Es indiscutible el nivel superlativo de Pedro Gallese…
Es estupendo. Es el ‘1′ de la selección, lo tiene bien ganado. Ha dejado sudor y sangre en la cancha. Está en un buen momento, es indiscutible, todo el país lo sabe. Cada semana demuestra el nivel, eso es bueno para él, la selección, pues representa al Perú. A uno lo llena de orgullo. Con el tiempo ha seguido creciendo y mejorando bastante.
¿Costó asimilar dejar de ser el ‘1′ de la selección peruana?
No ha sido fácil. Seguro me llevó varios años estar deambulando y sin entender. Fue muy difícil perder el nivel, hay que ser conscientes y autocríticos, porque si no lo eres, estás en el fango. Toca bañarse de ese fango y decir que quiero seguir peleando. Soy un ser humano, que siente frustraciones, impotencia y que, en algún momento, vino la mala racha. Ha sido duro, y por eso he retomado las cosas más conscientemente para finalizar mi carrera. Quiero hacerlo de la mejor manera, ya que mis hijos están creciendo y quiero que se sientan orgullosos de mí.
Sigues de reojo a Universitario…
Obviamente. Jugar en la ‘U’ es presión, la obligación cada año de salir campeón. Veo que las cosas no van bien, cuesta ganar. La ‘U’ es un grande y hay jugadores que van llegando; sin embargo, no conocen la identidad del club, eso cuesta. Hay algunos que la camiseta es muy pesada, pero es normal. Poco a poco se irán adaptando. El hincha es muy alentador, apoya siempre. Puedes perder, pero no las ganas de matar cada pelota en disputa.
Hay varios exjugadores que aseguran que José Carvallo no es líder en la ‘U’…
Siempre buscarán un culpable. José es un arquero con historia en la ‘U’, ha sido campeón, tiene trayectoria, hay que respetarlo. Lo que pasa en la interna queda en la interna. Siempre van a criticar. Nadie es papá de nadie. Todos son adultos. A la hora de cobrar, nadie es chico, todos están contentos. Esto es un deporte colectivo, no es individual. Conociéndolo a José, no ha tomado esos comentarios.
¿Cómo esperas que te vean tus hijos cuando cuelgues los guantes?
Irme campeón, que pueda volver a la selección, el momento se verá con el tiempo. Vamos partido a partido y ver qué nos alcanza. Si tendré o no una convocatoria, igual lo tengo asimilado; pero mientras siga vigente, está en la misma chance que todos.
Alguno de sus herederos se anima por seguir tus pasos en los guantes…
Uno va dejando un legado, pero sin poner presión. Por mí que no jueguen, pero es inevitable sacarlo de lo que ven. Están rodeados de fútbol. Sufren y disfrutan conmigo. Sería egoísta negarle esa ilusión. Me toca apoyarlos.
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