Esta iniciativa tiene como creador y fundador a Jordi Chaparro, exitoso empresario español que vivió muchos años en dicho país. Como gran fanático del fútbol, decidió invertir en la formación de las próximas figuras del fútbol altiplánico. Esto como una forma de retribución y agradecimiento a un país que le dio mucho a lo largo de su vida.
Confió las riendas de este proyecto en Jordi Molà, exentrenador de La Masiá del FC Barcelona. Este experimentado profesional empezó a construir desde cero un ambicioso plan deportivo cuyo principal objetivo es formar talentos de primer nivel para nutrir a la selección boliviana.
Los cimientos
El vínculo entre ambos ibéricos nació meses antes del lanzamiento oficial de Bolivia 2022. Molà se encontraba dirigiendo la primera academia oficial del Barcelona en Estados Unidos. Por azares del destino llegaron a coincidir en tierras norteamericanas. Chaparro quedó fascinado por la forma de trabajo de su compatriota y no lo pensó mucho. De inmediato le propuso dirigir el proyecto que tenía en pro del fútbol boliviano.
“Se trataba de una idea ambiciosa y única, enfocada en las divisiones de menores de Bolivia. El primer paso fue buscar a los entrenadores ideales. Esto nos tomó 18 meses. Realizamos cursos de capacitación para identificar a los profesionales que más se adecuaban a nuestra forma de trabajar. Lo que vino después fue la captación del talento boliviano a lo largo de todo el país. En ese entonces vimos más de 6000 niños. Ellos pasaron una serie de etapas clasificatorias hasta la selección final. Para enero del 2017 ya habíamos iniciado con nuestra academia élite”, le dijo Molà a Depor.
Competencia y equipos profesionales
Actualmente Bolivia 2022 registra 400 jugadores, desde los seis años hasta la mayoría de edad. Tienen claro que el roce de competir fuera de sus fronteras es vital para formar jugadores de élite. Por tal razón, desde los diez años sus equipos realizan como mínimo una gira internacional. Han tenido como destinos España, Portugal, Argentina, Brasil, Chile, Perú entre otros.
No todo se queda en el ámbito de formación. A finales del 2020 compraron al Club Deportivo Argentinos Juniors, que milita en la segunda división. Esto con la idea promover y darle vitrina a sus canteranos en el plano local. Más del 80% de ese plantel está compuesto por jóvenes del proyecto, el resto lo completan gente de experiencia, la cual siempre es necesaria. Aunque Molà asegura que por ahora su foco no está puesto en el ascenso.
“No tenemos el objetivo a corto plazo de subir a primera división porque requiere de una inversión importante y no es nuestra prioridad al día de hoy. Tal vez lo sea en dos o tres años. Por ahora nos enfocamos en exportar chicos. Porque cada vez que algún jugador se va un equipo de afuera nos quedamos con un porcentaje ante una futura venta. Ahí es donde estará la ganancia. No para beneficio del dueño, sino para reinvertir ese dinero y crecer más en todo Bolivia”, manifiesta.
Centro de Alto Rendimiento
El Centro de Alto Rendimiento se inauguró a fines del 2020. Se ubica en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra y es el más completo de todo Bolivia. La inversión que se realizó para su construcción ascendió a más de 800 mil dólares. Cuenta con cinco canchas de fútbol entre natural y sintético, dormitorios para 42 personas, gimnasio, comedor, cocina, consultorio médico, piscina de recuperación, sala de juego y sala de estudio. Nada que envidiarle a cualquier complejo de Europa.
“En la residencia recibimos chicos desde los 13 años. Nos ocupamos de su alimentación y educación. Contamos con una psicopedagoga que ve la parte académica y un psicólogo deportivo para el tema mental. En la parte deportiva trabajamos cerca de 40 personas”, comentó Jordi.
Brasil, tierra de importación
La primera camada de Bolivia 2022 ya empezó a dar que hablar con ocho futbolistas pertenecientes a clubes del exterior, teniendo mayor protagonismo en el mercado brasileño. Asimismo, también tienen cinco representantes que defienden las camisetas de los equipos locales Bolívar, Always Ready y Oriente Petrolero.
Molà explicó cómo es que sus jugadores tienen la oportunidad de mostrar lo mejor de su fútbol en un mercado donde el jugador boliviano empezó a ser respetado, considerado y revalorizado.
“En 2016 hicimos nuestra primera gira por Brasil. No es fácil abrirse camino en ese balompié, pero conseguimos jugar amistosos con equipos de mucha historia y tradición. En varias ocasiones los derrotamos. Así empezamos a ganarnos un nombre en esas tierras. Desde entonces cada año nuestras categorías sub 13, sub 14, sub 15, sub 16 y sub 17 viajan hasta allá para disputar partidos de primer nivel. Tenemos claro que dos semanas de competencia en Brasil equivalen a dos meses aquí en Bolivia. Eso también nos ayuda para poder dar a conocer a nuestros jugadores y que puedan ser fichados, tal como ya ha venido ocurriendo”, asegura el estratega catalán.
Jugador | Categoría | Club | Posición |
---|---|---|---|
Leonardo Zabala | 2002 | Santos FC | Defensa |
Enzo Monteiro | 2004 | Santos FC | Delantero |
Alan Chaparro | 2004 | Recreativo de Huelva | Defensa |
Matias Castedo | 2005 | Atlético Paranaense | Mediocampista |
Miguel Terceros | 2004 | Santos FC | Extremo |
Fernando Nava | 2004 | Atlético Paranaense | Mediocampista |
Marcelo Torrez | 2006 | Santos FC | Defensa |
Christian Osinaga | 2004 | Santos FC (préstamo Bolivar) | Defensa |
¿Por qué Bolivia 2022?
El nombre se explica porque desde su génesis (2015) se quiso dejar en claro que se trataba de un proyecto a largo plazo. Siempre tuvieron claro que formar jugadores talentosos no era algo que se iba a dar de la noche a la mañana. Se pusieron como primer plazo el 2022, para tener sus primeros futbolistas jugando afuera y con presencia en la ‘Verde’.
Lo que pudo ser
Entre 2006 y 2017, el histórico club Esther Grande de Bentín se dedicó a la formación de los futbolistas peruanos, logrando establecerse como uno de los equipos más importantes del balompié formativo nacional. De aquí salieron actuales jugadores de la Selección Peruana como Renato Tapia, André Carrillo y Luis Advíncula.
Contaban con un Centro de Alto Rendimiento en Lurín y consiguieron probar a muchos de sus chicos en clubes del extranjero, siendo el ‘Cabezón’ la única transferencia internacional que registraron, cuando estampó su firma por el Twente de Países Bajos (2013).
Pese a tener grandes profesionales en su staff técnico y mucho talento por pulir, el tema económico les pasó factura. El proyecto EGB terminó siendo insostenible financieramente hace cuatro años y no tiene presencia en los torneos federativos, dejando solo en funcionamientos las diferentes academias a lo largo de Lima.
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