Esta noche, cuando Canelo Álvarez y Gennady Golovkin se suban al ring para ponerle fin a la trilogía de peleas que empezó en el 2017, todos presenciaremos el cierre de una de las rivalidades más candentes de los últimos tiempos en el mundo del box. El T-Mobile de viste de gala y solo uno entrará en la gloria.
Sin embargo, antes que el mexicano y el kazajo convivan con un cortocircuito constante, la relación entre ambos había sido cordial y profesional. Incluso, entrenaron juntos en Big Bear, California, allá por el 2011. Pero la vida es así, los rumbos de dos grandes deportivas a veces están destinados a estar en veredas contrarias y con los guantes listos para el primer golpe.
Antes de que se lleve a cabo la primera pelea entre Canelo Álvarez y Gennady Golovkin, en el 2017, todo inició cuando el azteca renunció –para sorpresa de propios y extraños– al título mediano del Consejo Mundial de Boxeo y dejarlo vacante, con el argumento de que así podría negociar sin estar pendiente de los tiempos que forzaba el CMB como defensa mandatoria.
Gennady Golovkin y sus manejadores no tomaron a bien la postura de Álvarez, y sin pelos en la lengua lo calificaron como un “payaso”. Como era de esperarse, este sería el punto de partida para una oleada de dimes y diretes, careos y enfrentamientos verbales que se mantienen hasta el día de hoy.
“Hoy, luego de mucha consideración, instruí a mi equipo en Golden Boy Promotions, para que siguiera negociando mi pelea con Gennady Golovkin y llegar a un acuerdo lo antes posible. También informé al CMB que dejaré vacante su título. Durante toda mi carrera, he tomado las peleas que nadie quería, porque no le temo a nadie. Nunca ha sido más cierto que hoy”, manifestó Canelo por aquel entonces en un amplio comunicado.
“Pelearé con GGG, y le ganaré a GGG, pero no me forzarán a subir al ring con ultimátums artificiales. Espero que dejando de lado este plazo, los dos equipos puedan hoy negociar la pelea y que GGG y yo podamos subir al ring tan pronto como sea posible y darle a los aficionados la pelea que quieren ver”, decía el Canelo mediante un comunicado”, añadió el pugilista azteca
Golden Boy Promotions, empresa que por aquellos años estaba a cargo de la representación de Canelo Álvarez, respaldó la postura de su manejado y abrió aún más las heridas en el otro bando. Golovkin, harto de la situación en la que se encontraba, solo veía el momento en el que se cruzara con Saúl en el ring.
“No podemos negar que el Canelo es la más grande estrella en el deporte del boxeo. Está ansioso por subir al ring con GGG para demostrarle al mundo que es también el mejor libra por libra en el deporte, pero no negociará bajo un plazo forzoso. Ahora que el CMB ya no está en la mesa, espero que GGG y su promotora K2 Promotions vengan a la mesa en buena fe y cerremos este acuerdo”, manifestaron los directivos de Golden Boy Promotions.
Canelo Álvarez y Golovkin, una rivalidad que perdura
Los años pasaron y la relación entre Canelo Álvarez y Golovkin se fue resquebrajando cada vez más hasta volverse irreconciliable. La pelea que sostuvieron en septiembre del 2017, con un empate en el resultado final, puso al kazajo en una posición bastante incómoda, pues consideraba que hubo un error por parte de los jueces. Hasta ese momento el kazajo tenía un récord de 37-0.
Luego, previo a la segunda pelea, Canelo Álvarez dio positivo por clambuterol en dos test de doping y todo tuvo que posponerse. “Desde la primera pelea muchos doctores dijeron que no era normal tener así los músculos (en referencia al Canelo). ¿Otra vez con carne mexicana? Vamos, se los dije, no es la carne. Esto es el Canelo. Esto es su equipo. Esto es Golden Boy Promotions. Canelo está haciendo trampa. Están usando drogas y todos pretenden que no pasa nada”, manifestó GGG.
El mexicano no fue sancionado como se debía y solo recibió seis meses de inhabilitación. La Comisión Atlética de Nevada consideró que había consumido la sustancia de forma involuntaria con la ingesta de alimentos contaminados. “Saúl Álvarez cooperó con la investigación del director en los análisis de orina positivos y proveyó información relacionada a su dieta en los días previos a la recolección de los especímenes de orina para los análisis de orina, incluyendo su declaración que consumió carne durante ese tiempo”, dijo la fiscal general auxiliar del estado de Nevada, Caroline Bateman.
La segunda pelea fue una año después de Supremacía, el 15 de septiembre de 2018, también en el T-Mobile de Las Vegas. Esta vez fue victoria por decisión dividida para el mexicano y la primera y única derrota para GGG, que considera haber ganado los dos combates.
Ahora todo está puesto para que la rivalidad entre ambos boxeadores llegue a su fin, al menos en el ring. No sabremos si después de este fin de semana volverán a verse con otros ojos, como hace diez años. Lo que sí es cierto, es que posiblemente nos espere una de las más grandes veladas boxísticas del 2022.