CORDOBA.- No es una alfombra, pero tampoco un potrero. Oscar Dertycia soportó las críticas y cuando descubrió algo de alivio se atrevió a calificar el campo de juego del Kempes con un 8. Exageró. Mejor un 6, que fue la mirada de un especialista, Gerardo Albornoz, el hombre que envió la AFA para intentar el milagro: en el arenero que se tropezaron Belgrano-Vélez no podía jugar la selección. Trucos mediantes y con una dedicación que no entendió de descansos, el terreno alcanzó un estado presentable. Se apagó el escándalo, pero igualmente la Argentina jugará en un terreno que todavía puede guardar alguna trampa. En definitiva, falta lo más importante: que los futbolistas empiecen a transitarlo.
No se pudo recorrer el campo, pero el propio Albornoz confirmó que el suelo está nivelado y prácticamente no presenta pozos. Las áreas lucen bien y la pelota rodará normalmente. Igual, no se engañó: "Lamentablemente no llegamos a colmar las expectativas de lo que se quería realizar. El trabajo estaría terminado recién la semana próxima. Hicimos lo que pudimos con el tiempo que nos dieron". Confirmó que el césped no estará pintado y que el terreno no pondrá en peligro a los futbolistas. Y detalló un daño estructural: "Donde estuvo la pista de rally hay un entorpecimiento, con un perfil de 25 centímetros. Ahí está obstruido el drenaje". En 2006, hace una década, se construyó sobre el campo de juego un circuito para el WRC.
En la mitad de la cancha, apenas recostado sobra la platea Gasparini, aparece lo peor: un sector quemado, que soportó el escenario de Iron Maiden. Algunas zonas puntuales, sobre las que cuentan que se vaciaron los baños químicos de los recitales, hubiesen necesitado tres o cuatro días más de siembra, riego, oxigenación y cortes transversales. Sin dudas hubo descuidos y múltiples responsables, porque ayer Dertycia se esmeró por recalcar que le hubiese agradado que no se jugara en el Kempes el partido Belgrano-Vélez, pero la AFA rechazó programarlo en Instituto. Después, sólo se trató de actuar en la emergencia. El esfuerzo, al menos, desactivó el papelón. Pero el campo de juego quedó muy lejos de la elite. El culebrón del césped, durante días, trascendió al mismo partido con Bolivia. La peor señal.
El Matador Kempes, la leyenda, se había lamentado sobre la novela que se desató alrededor del... Kempes: "No me culpen de nada, no soy el jardinero. Sólo pido que el martes la cancha no parezca la playa de Copacabana. Justo va el seleccionado nacional a jugar, no Pepito Fútbol Club", se quejó el goleador del Mundial 78.
El terreno absorbió en 2016 nueve partidos. Tras el duelo entre San Lorenzo y Boca por la Supercopa argentina, Belgrano recibió a River, Banfield, Sarmiento y Vélez, mientras que Talleres fue local ante Guillermo Brown, Villa Dálmine, Central Córdoba e Instituto. Además de los recitales de Maná e Iron Maiden. Colapsó. El mejoramiento exprés envalentonó ayer a Dertycia, que se animó a pedir que la selección vuelva a Córdoba en septiembre, cuando se reanuden las eliminatorias ante Uruguay. Pero luego se confesó: "En diciembre hay que levantar el campo de juego y aprovechar los tres o cuatro meses para tener un terreno nuevo. Habrá que ver cómo se diagraman los recitales para que no afecten la cancha". Habría que haberlo contemplado con antelación. Dosis justas de previsión y profesionalidad hubiesen resultado el mejor antídoto.