Lionel Messi es un jugador superlativo, un futbolista que a los 35 años vive en plena madurez, un tipo que ha sido capaz de reinventarse una y otra vez en los últimos 20 años y que no deja de sorprender con su capacidad para jugar este deporte.
Mientras, cuando Messi y Cristiano estaban en plena disputa de la etiqueta de mejor jugador del mundo, la figura de Kylian Mbappé, poco a poco empezó a meterse en el mapa de las grandes estrellas del futbol. El delantero francés veía esa pelea mientras terminaba su proceso de maduración en el Mónaco de Francia.
Dos grandes talentos
La pelota atiende silenciosa los toques del pie izquierdo de Messi, el sitio de su cuerpo donde se producen algunas de las situaciones más impresionantes que se han visto sobre un césped. En Qatar 2022, La Pulga vive el cenit de su carrera, y está a las puertas de la gloria y del título más deseado en lo más profundo de su corazón y de su tierra.
Sobre su espalda están depositados 36 años de frustraciones, el anhelo de miles de futbolistas argentinos y la alegría de millones de aficionados (argentinos y de otras latitudes) que sueñan con verlo levantar la Copa del Mundo.
De pequeño, Mbappé tenía como ídolo a Cristiano, tenía su recámara tapizada de posters del atacante portugués, quizá por ello se ha fijado tener una potencia física como la que ha caracterizado a Ronaldo a lo largo de su historia.
El prototipo del atacante francés es digno de análisis, se trata de un jugador que mezcla el talento con potencia, el regate con el desequilibrio, el encare con el eslalon, un futbolista capaz de irse en una baldosa de dos o tres rivales, una arrancada que mete miedo en el espacio largo. Se le compara con las condiciones que llegó a mostrar Pelé en sus inicios, pero también se le ven rasgos del Fenómeno Ronaldo.
De poder a poder
Messi ha asumido con naturalidad que el adiós está próximo, que ya no es aquella pulguita cósmica que fascinó en España y en otros campos de Europa. Pero hoy muestra su versión más maradoniana: asistidor, desequilibrante, con carácter, con gol, provocador y decisivo en los momentos de apremio. Un capitán a toda letra. Nunca más le podrán volver a llamar pecho frío.
Bendito pie izquierdo, fue un placer verle disputar la Copa del Mundo, no la de Qatar, sino las cinco que le ayudaron a forjar el jugador que hoy es y que tiene ante sí la posibilidad de alcanzar la gloria absoluta, esa que lo pondría en el altar de los dioses de este deporte. La obra maestra de Lionel Messi podría trazarse, contarse, dibujarse y escribirse en el estadio Lusail.
Kylian ha dejado de ser promesa, a los 23 años le queda una carrera por delante y batirá récords de épocas pasadas y también de las más recientes. Es un tipo alejado de los reflectores, aunque se habla de él en cientos de medios nacionales e internacionales, pero no por ninguna estridencia.
Mbappé dice que ganar el Mundial es una obsesión, que lleva bastante tiempo con ese objetivo en la mente, que todos los cuidados que ha tenido han sido con ese objetivo, es un competidor nato que asume el reto de mostrarse en el máximo escaparate, si lo logra confirmará que pulverizará muchos más récords. Pase lo que pase en el estadio Lusail contra Argentina, en los próximos Mundiales será la figura por seguir porque el futuro le pertenece.
DAO