Era un partido determinante para Boca, y supo imponerse para conseguir su triunfo más importante en lo que va del año. A falta de una fecha para el cierre del Grupo 3, la victoria ante Racing lo dejó clasificado para los octavos de final de la Libertadores y lo mostró como un equipo con buenos recursos técnicos y carácter.
"Apareció la personalidad del equipo. El carácter se mide en los partidos importantes y ésta no era una final, pero sí marcaba el futuro de Boca si lo perdíamos", destacó Guillermo Barros Schelotto, el entrenador, satisfecho.
Sufrió de arranque, pero esta vez sí tuvo la rebeldía que Guillermo Barros Schelotto había reclamado tras la derrota frente a Tigre el domingo pasado. Supo edificarse desde la mitad de la cancha y lo hecho en la segunda parte, cuando llevó el partido lejos de Agustín Orion y cerca de Sebastián Saja, justificaron los tres puntos que lo depositaron en la siguiente etapa.
La caída en Victoria el fin de semana lo había dejado muy lejos de la lucha por la conquista del torneo y también complicado para pelear por el segundo lugar, el que habilita a pugnar por ingresar en la Copa Libertadores del año próximo. Entonces, con todo su capital del semestre puesto en la necesidad de avanzar a los octavos de final, el duelo de anoche frente a Racing era esencial para el conjunto de los Barros Schelotto. Y en ese contexto cumplió con lo que se le reclamaba.
De entrada, Racing lo empujó y encontró por dónde preocuparlo, sobre todo a espaldas de Gino Peruzzi. Pero con el paso de los minutos, el xeneize comenzó a torcer el desarrollo para hacerlo favorable. Ya en el último segmento de la primera parte empezó a imponerse en el mediocampo -fundamentalmente a partir de la distribución de Fernando Gago- desde donde tejió el juego por abajo (pese a las dificultades de un campo pesado) y a controlar, con el buen trabajo de sus centrales, Daniel Díaz y Juan Manuel Insaurralde, los intentos de la Academia.
Si en el comienzo la ofensiva había sido un pleno a Carlos Tevez, por momentos demasiado solo y por otros lejos de la zona de fuego, en el segundo período Boca se escalonó para llegar con varios futbolistas y así compensar la ausencia de una referencia de área. Encontró la llave del peligro en ataque por los costados, con el avance de los laterales, los desbordes del escurridizo Cristian Pavón y las diagonales de Nicolás Lodeiro, autor del gol del triunfo. En la exigencia de encuentros como el de ayer en Avellaneda es cuando Boca más sufre la falta de un centrodelantero neto y expone las dificultades para colocar a un jugador en posición de gol.
En el tercer choque del año ante Racing, después de la derrota 1-0 por el torneo y el empate sin goles por la segunda fecha de la Copa, Boca finalmente pudo con la Academia y el premio fue nada menos que la clasificación a la próxima instancia del torneo continental. Con un importante objetivo en el bolsillo, lo que se viene para el conjunto de los Barros Schelotto son tres partidos seguidos en su estadio: el sábado ante Aldosivi, la semana próxima frente a Deportivo Cali (que definirá su posición en el Grupo y, en consecuencia, su rival en octavos de final) y cuatro días más tarde nada menos que el superclásico ante River. Por primera vez en el año, Boca está ante un panorama que no lo encuentra incómodo, sino expectante.