Estados Unidos contra Alemania. Potencia contra potencia. Igualdad máxima se vivió en la primera semifinal del Mundial de Canadá. Podría haber sido la final. Pero no. Sólo una luchará el domingo en Vancouver por el título. Será la selección estadounidense, que logró batir a Alemania y sobre todo a la meta Angerer desde el punto de penalti. Las europeas habían desperdiciado minutos antes otro penalti. O'Hara sentenció cuando el partido estaba roto.
El ritmo fue tremendo desde el comienzo del choque. Las dos selecciones salieron muy activas. Tanto que apenas dejaban tocar el balón una a la otra. Era imposible llegar al área rival. Los mas de 50.000 espectadores que abarrotaron el Olímpico de Montreal eran mayoría estadounidense. Cada vez que las futbolistas de blanco tenían el balón y buscaban portería, el murmullo crecía. Las de Jill Ellis jugaban en casa.
La primera ocasión fue de Estados Unidos en un córner botado por Rapinoe que cabeceó Johnston y sacó balón palos Angerer. Las germanas no se vinieron abajo. Todo lo contrario. En la siguiente jugada lo intentaron desde lejos. El partido era de ida y vuelta. Angerer, de nuevo, salvó a las suyas. Alex Morgan le ganó la batalla a las defensoras rivales y se presentó ante la guardameta alemana, quien despejó con su cuerpo el tiro de la delantera del Portland Thorns. Estados Unidos tomó la iniciativa desde este momento. Las ocasiones no faltaron.
Tras el descanso la selección alemana robó algo de protagonismo. En una de esas la árbitra rumana Teodora Albon pitó penalti a favor de las europeas por un agarrón en el área de Johnston sobre Popp. Sasic lo tiró fuera. Estados Unidos respiró. Era la vez que habían estado más cerca del gol las jugadoras de Silvia Neid. Pronto llegó la compensación. Minutos después la pena máxima fue a favor de las norteamericanas tras un bloqueo a Morgan al borde del área. La capitana Lloyd lo transformó de diez.
A veinte minutos para el final, Neid debía mover ficha. Para ello sacó al terreno de juego a Marozsan, la experimentada jugadora del Frankfurt. Ellis compensó con la estrella norteamericana Abby Wambach. De esta nació el segundo gol de Estados Unidos, tras una gran jugada individual de Lloyd que empujó O'Hara al fondo de la red. El Olímpico de Montreal estalló de alegría. Estados Unidos había logrado superar la fortaleza alemana. La final era ya un realidad. Las norteamericanas sueñan con su tercer Mundial.