Los años y la evolución hacen que todos los negocios, todos, tiendan a mecanizarse. Las métricas, la tecnología y la competitividad tiende a quitarle importancia a la inspiración para darle mayor protagonismo a la automatización que a fin de cuentas es un camino más seguro y eficiente.
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La Fórmula Uno ha seguido también esta tendencia. Siempre escucharemos a los aficionados más añejos reclamar que hoy no hay espacio para la creatividad en la categoría, que casi todo es producto de lo que sea capaz de hacer el monoplaza (¿acaso más de uno no acusa que los títulos de Lewis Hamilton son consecuencia que tenía el mejor monoposto de la grilla?) y que los pilotos actuales parecieran salidos de una suma de algoritmos y muchas horas en simuladores virtuales. “Futuro le llaman”, replican.
En medio de esta realidad y de una categoría que teme tener un año más de aburrimiento, propio de lo que produce el ejercicio de una monarquía absoluta como la que viene desplegando Red Bull y Verstappen, un viejo conocido ha aparecido como la esperanza de quebrar el status quo. Un cuarentón con más de 350 carreras, un bicampeón que ha enfrentado a Michael Schumacher, Juan Pablo Montoya y David Coulthard, un piloto que consiguió su primera victoria en la división (2003) cuando Max Verstappen enfrentaba el reto de iniciar la educación primaria escolar.
En una categoría sin sobresaltos, la ilusión para este año parece estar sobre los hombros de Fernando Alonso. Ese que ha evolucionado con la categoría, que sabe puede hacer lo inesperado en la pista, aquel que se crió automovilisticamente como recitan las antiguas costumbres. Aquel que, ad portas del adiós, sabe que ya no tiene que perder, pero tiene las muñecas para aún desplegar algunos trucos sobre el río asfáltico de la división. De un mortal que quiere tener su “last dance”.
¿Puede Fernando Alonso ganar el título en 2023? Difícil. Si bien Aston Martin ha mejorado muchísimo y hoy marcha en el batallón protagónico, lo visto en la primera fecha parece ser una continuidad escalofriante de la predominancia de Red Bull. Sin embargo, todo hace indicar que tendrá muchos podios y que romperá el tándem Max – Checo (que no está para soportar más drama por estos días). Además, pareciera que su auto superará a los Mercedes -con la respectiva pataleta de Hamilton que eso significará- y que su experiencia podría hacer quedar peor a un frustrado Leclerc que va de novatada en novatada.
Es difícil que Fernando gané este año su tercera corona, pero es hermoso dejarse llevar por la emocionalidad de preguntarnos: ¿y si lo logra? Soñemos un rato. Por qué por más que la vida se automatice cada día más, la ilusión siempre se mantiene.