Ataviado con una máscara inspirada en el Dios de la Lluvia, Tláloc, y sazonada con el penacho de Cocijo, deidad mixteca de la lluvia –en honor a su abuelo quien era originario de la región montañosa de Puebla–, Guerrero Prehispánico es un luchador que busca de mantener vivas las raíces y tradiciones prehispánicas a través de uno de los deportes más populares del país.
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El esteta, quien pertenece al ámbito independiente del pancracio y que defiende el honor en la arena de Tepito en Welcome to mi Barrio, es arqueólogo de profesión.
“Soy arqueólogo, soy egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de la UNAM. Cuando estaba entrenando en Cuernavaca debuté y regresé a México, quería ya algo más ad hoc a mi carrera. También me dedico al juego de pelota, estoy muy metido en esto de la cultura y busqué un nombre, el original era Prehispánico, pero hay un chico que tiene uno muy parecido, y tiene más tiempo en la lucha que yo, entonces para evitar algún tipo de confrontación le agregué Guerrero Prehispánico; también me dedico a la danza prehispánica, entonces todo este bagaje cultural me orilla a sacar algo diferente”, mencionó a MILENIO-La Afición, en el programa Sin Máscaras.
Y de inmediato agregó cuál es su objetivo principal: “Quiero mostrar a la gente que nuestra cultura no es está muerta, y cada vez tiene un auge mayor. La idea del Guerrero Prehispánico es llevar la cultura a todos lados, que alguien que vea esos ojitos (de su máscara), diga, ‘los he visto’, y busqué de dónde eran, pero también que un extranjero que llega a venir: ‘es que tu máscara se me hace conocida’; el trabajo que yo tengo tiene un alcance muy grande, y ahora hay que aprovechar que tengo un personaje”.
Guerrero Prehispánico, quien diariamente funge como un guía de turistas, explicó la labor de un arqueólogo: “Cuando decidí estudiar arqueología, tus papás te dicen: ‘de eso te vas a morir de hambre, eso no te va a dar de comer’. El trabajo arqueológico de lo que se trata es intentar entender las culturas antiguas mediante los restos que nos han dejado. Luego la gente te dice ‘para qué te sirve eso’, pues una de las cosas que a mí me da de comer actualmente es el turismo y tú muestras la cultura al extranjero, y éste se enamora del país, viene y eso es una derrama económica para México”.
El peor debut de un luchador
Muchos luchadores al subir al ring viven un momento de gloria, en el que su sueño se cumple, pero para Guerrero Prehispánico no fue así, ya que en su primer enfrentamiento sufrió una lesión que lo alejó de los encordados por más de un año.
“Mi debut en la lucha libre fue horrible, he platicado con mucha gente, con mis maestros, con Ricky Marvin, con Stephanie Vaquer, todo mundo te va a decir que mi debut fue el peor de todos. Yo debuto en Cuernavaca, Morelos, si no mal recuerdo, un 3 de marzo de 2012 y, en esa lucha, a pesar de que nosotros pensábamos que ya estábamos listos, pues mi contrincante falló un poco, me fracturaron el húmero; traigo una placa porque se me fracturó, me quedó en tres partes; mis amigos me comentaban, ‘es tu debut y despedida’, mi familia decía lo mismo, pero yo dije ¡no! y pasaron ocho meses, tres cirugías y volví a entrenar”.
Once años después de su trágico debut, Guerrero Prehispánico se encuentra en un momento en el que en su cabeza ronda ‘colgar la máscara’, pues no ha tenido las oportunidades para poder despegar su carrera.
“Estamos en uno de esos momentos, el personaje de repente tiene apoyo, de repente no, y después hay lesiones; de pronto como todo ser humano, hay bajones, depresión; la edad ya no es la misma, yo no soy el chamaco, me puse un ultimátum. ‘Actualmente tengo una oportunidad muy grande en la Arena Tepito en Welcome To Mi Barrio, y tengo conmigo el reto de que, o este año el personaje revienta, sin miedos, sin ataduras, sin nada, o mejor el año que entra se acabó”, concluyó.
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Su otra pasión
La persona que esconde su identidad bajó la máscara también se dedica a juego de pelota: “Estuve en el primer grupo de juego de pelota prehispánico en la Ciudad de México, después de más de 480 años; el juego que practicamos ahora es el de cadera, se llama ulama, hay juego de cadera y de antebrazo, pero el más famoso es el de cadera; este juego se va a mantener después de la conquista, el indígena lo intenta esconder, se va al sur, se pierde, se va al norte, y se mantiene en el estado de Sinaloa, las familias lo van a estar jugando 300 años, hasta que en el Siglo XXIX, después de la Independencia, se encuentra que están jugando algo extraño en Sinaloa, lo sacan a la luz, y se dan cuenta qué juego es y se intenta difundir.
MGC