David Haye regresó al ring cuatro meses después de su última pelea. Apenas toma ritmo después de tres años y fracción de su retiro, donde venció a Dereck Chisora por nocaut técnico.
Pues bien, su rival fue Arnold Gjergjaj, de Kosovo, hasta ese momento invicto tras 29 combates.
No hay mucho qué decir de esta pelea salvo que, dada la oposición de Gjergjaj, era evidente que Haye ganara. Y eso que no se empleó a fondo, más bien le dio vida en una de las tres caídas que registró Arnold, si no, estaríamos hablando de una pelea más corta.
Ya iniciada la acción de manera lenta y no tan emocionante, Haye colocó los primeros golpes de la contienda y vaya que sacudieron a su rival, pues al primer 1-2 que le colocó en la cara, Gjergjaj se fue a la lona como si hubiera recibido la peor paliza de la vida, aunque pudo ser que la precisión del golpe de Haye la que mandó a la lona a su rival.
La pelea continuó por el resto del primer round, donde Haye acorraló a Arnold y al sonar la campana se fue a su esquina. Lo curioso del asunto es que Gjergjaj se resbaló contra las cuerdas y quedó de rodillas al piso. El réferi vio pertinente hacer la señal de que no era caída, pero fue raro el asunto porque si no fue caída, entonces fue cansancio.
De regreso al combate el resto fue puro tramite y ahí sí, la tercera caída fue producto de una seguidilla de golpes a dos manos en la cara de Gjergjaj, misma con la que terminó el combate. Sí, el brinco de la primera a la tercera caída fue a propósito porque la segunda fue una caída casi increíble, con un jab casi imperceptible que mandó a Arnold a la lona.
Así Haye se sumó un nuevo triunfo, poco lucido, pero que igual le cuenta de manera positiva.