El Club Sport Emelec afronta la riesgosa eventualidad de terminar en el fondo de la tabla de posiciones del torneo 2023 de la Liga Pro, cuando faltan tres fechas para el fin de la fase inicial. Al equipo de Miguel Rondelli, que es antepenúltimo (10 unidades, menos tres), solo el gol diferencia en un caso, y un mínimo punto de distancia en otro, lo separan de las escuadras que están en zona de descenso. El puntaje de Libertad es de 10 y menos cuatro, y el sótano lo ocupa Mushuc Runa, con 9 y un lapidario menos doce.
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Desde el campeonato Apertura 2005 y la primera vuelta del certamen 2007, cuando cerraron como penúltimos y últimos, respectivamente, los millonarios no ocupaban puestos tan bajos en la clasificación. De cómo remate Emelec en la primera etapa de la temporada en curso dependerá de lo que haga en el Clásico del Astillero de este sábado y en las jornadas venideras.
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Para los eléctricos es imperioso acumular la mayor cantidad de puntos posibles en esta ronda (han conseguido solo el 27,77 %) y, además, mejorar notablemente en la segunda fase para que cuando llegue la hora de la sumatoria tengan opciones de eludir cualquier inconveniente relacionado con la posibilidad de pérdida de categoría.
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Una leyenda urbana
Y aunque el resultado del duelo con Barcelona SC estará lejos de comprometer definitivamente a Emelec -el desenlace de esta temporada se conocerá en el partido número 30 del año, cuando se certifiquen los ascensos y descensos-, en la víspera del Clásico del Astillero en las redes social se repite una versión deformada de la historia. Aficionados toreros, y también un sector del periodismo deportivo, afirman que en 1980 supuestamente hubo un escenario similar al actual.
Leyenda urbana. Distorsión generada por una profunda rivalidad deportiva. Confusión causada por el paso del tiempo. Datos no corroborados. Imprecisión. Cualquiera de esos motivos pudo originar la creencia errada de que tras sufrir Emelec una goleada 4-0 en el estadio Modelo Emelec, el 26 de octubre de 1980 Barcelona envió ese día directo a la serie B a su tradicional rival.
En aquel Clásico de 1980 Barcelona, futuro monarca, aseguró su presencia en la liguilla. El brasileño Ney Celestino castigó a los eléctricos con tres goles y Juan Madruñero marcó el restante en un partido correspondió a la jornada número 15 de la denominada Etapa Finalización (segunda fase). Y aunque EL UNIVERSO anticipó que la terrible derrota “pudo ser la despedida de Emelec, que tuvo una pobre actuación”, recalcó: “Claro, restan tres fechas y cualquier cosa puede ocurrir. Si en el deporte, y especialmente en el fútbol, se puede hablar de suerte y milagros, solo la suerte y un milagro salvarían al conjunto millonario de perder la categoría”.
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El camino a la B
Emelec debía recibir a Liga de Cuenca, visitar a El Nacional, y cerrar como local frente al América. Luego de ser vapuleado por Barcelona, el equipo que dirigía Carlos Alberto Raffo se recuperó. El 2 de noviembre de 1980 derrotó a los universitarios morlacos 1-0, con un gol de Lupo Quiñónez. Pero el ‘milagro’ empezó a evaporarse en ese mismo día, en el partido preliminar. ¿Por qué? “El cuadro millonario no contaba con que el Everest iba a entregarle un punto al Deportivo Quito (0-0), otro de los equipos comprometidos con el descenso”, dijo este Diario en su reseña.
La situación se hizo dramática. La victoria sobre Liga de Cuenca se ensombreció porque ante los chullas Everest fue fiel a su costumbre: resbalar como anfitrión frente a clubes de otras asociaciones que no fueran de Guayas (el llamado Equipo de la Montaña solía no mostrar ante los foráneos la fiereza y combatividad que exhibía contra sus compañeros de patio. Tanto que en la Etapa Finalización Everest sometió 3-2 a Emelec e igualó 2-2 con Barcelona).
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El Clásico del Astillero del supuesto descenso emelecista ya era historia. Es así que EL UNIVERSO mencionó que “matemáticamente, Emelec y el cuadro cuencano todavía tienen probabilidades de quedarse en la serie grande, pero así como vienen jugando es muy difícil que logren su objetivo”.
Colección de líos
Como brillante monarca de 1979 Emelec fue un duro competidor en la primera ronda del torneo de 1980. En esa instancia acabó cuarto, un casillero debajo de la zona que repartía bonificaciones para la liguilla. Sumó 19 unidades, detrás del líder Universidad Católica (21 puntos), Técnico Universitario, y Barcelona (ambos con 20).
En la siguiente fase una crisis azul, que ya se vislumbraba, estalló. Hubo terribles conflictos dirigenciales (se alejó Omar Quintana) y se marchó al América de Cali el artillero Carlos Miori. Fracasaron muchos fichajes, como el del manabita Jorge Luis Diablo Alarcón –suspendido por el club cerca del final de la campaña–, cuyo pase fue comprado a Liga de Quito, que de ‘yapa’ se llevó a Ricardo Armendáriz; también los de Mario Luizzi, Fernando Rodríguez Riolfo, y Rodulfo Manzo. Hubo “desidia de jugadores, socios y exdirigentes, ahora apoltronados en Asoguayas sin hacer nada, porque no saben hacer nada, sino vociferar”, reprochó este Diario.
Además, Eduardo Ñato García, técnico campeón de 1979, renunció. Para ayudar en la emergencia 15 de octubre de 1980 asumió como entrenador el Flaco Raffo -uno de los mayores símbolos millonarios de todas las épocas-. Fue un gesto heroico y amoroso porque en ese momento el destino de Emelec era idéntico al del trasatlántico Titanic cuando este zarpó de Southampton en su viaje inaugural.
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Adiós, ante El Nacional
Y llegó para Emelec el fatídico domingo 9 de noviembre de 1980, la fecha más dolorosa del calendario azul. Los eléctricos visitaron a una poderosa escuadra militar en el estadio Olímpico Atahualpa. Ese día el encabezado de la nota de EL UNIVERSO fue: ‘Emelec se juega hoy la categoría ante EL Nacional’. En la información se insistió en que “Emelec se juega su última carta. Si hoy pierde se despide de la categoría. Seguiría con vida si gana el partido”.
No hubo milagro. “Dos goles de Fabián Paz y Miño, a los 44 y 54 minutos, hicieron que Emelec emprenda el viaje” a la serie B.
Varios héroes de la vuelta olímpica de 1979 alinearon en Quito como actores del momento deportivo más catastrófico del fútbol emelecista: Miguel Onzari; José Marcelo Rodríguez (Miguel Cedeño), Rodulfo Manzo, Jorge Valdez, Humberto Cotto; Nelson Moraes (Xavier Delgado Pineda), Juan Carlos Gómez, Juan Falconí; Ubaldo Quinteros, Lupo Quiñónez, Gonzalo Castañeda. Desde el banco de suplentes azul atestiguaron la tragedia el arquero José Cedeño, el volante Marcelo Colorado Hurtado, y el delantero Félix Sabando.
Liga de Cuenca bajó como último, con 13 puntos y menos 18 de gol diferencia. Emelec fue penúltimo, con 14 unidades y menos 8. Deportivo Quito (14 y menos 2), antepenúltimo, se salvó de irse gracias a la unidad conseguida ante Everest. Un semestre estuvo Emelec en la B. Subió para jugar en la segunda etapa del certamen de 1981 (se estilaban ascensos a mitad de temporada). Antes de irse, en la decimoctava fecha, última antes de la liguilla, en Guayaquil Emelec se despidió de la serie A con un 1-0 sobre el América quiteños, el 16 de noviembre de 1980. (D)