A pesar de que la afición de Cruz Azul siempre expresó su descontento hacia el nivel futbolístico del mediocampista, Rafael Baca escribió su nombre en la historia del conjunto cementero con letras doradas, y es que, el oriundo de Tuxpan, Michoacán fue parte del del equipo que rompió una larga sequía de 23 años y medio sin un título de liga, además de conquistar una Copa MX, dos Supercopa MX, un Campeón de Campeones, una Leagues Cup y la Liga de Campeones de Concacaf, la cual lo llevó al Mundial de Clubes.
Hoy, lejos del club que lo repatrió a México, Rafa, recordó en el podcast Futbol de Cabeza del ex futbolista Ricardo Peláez, el cómo inició su aventura en Estados Unidos como ilegal a los seis años de edad.
“Mis papás se van a Estados Unidos obviamente por las oportunidades que no había en México, la estábamos pasando mal; somos de un pueblito pequeño que se llama Tuxpan, Michoacán, cerca del Estado de México. Mis papás se separan y mi mamá le dijo que la única forma de regresar era que nos fuéramos a Estados Unidos. Primero se va mi papá, después mi mamá y al último mi hermana y yo. Después de dos meses mis papás guardaron dinero, para que nos fuéramos”, inició su relato, el futbolista que debutó como profesional en el San Jose Earthquakes.
Baca como si hubiera sido ayer, revivió cada paso que dio en el desierto para poder reencontrarse con sus padres en suelo norteamericano a los seis años de edad, camino donde su hermana estuvo a punto de perder la vida.
“En la frontera cruzamos por el desierto, lo intentamos tres veces. La primera caminamos como una hora, fue por Tijuana, tratamos de pasar a lado de migración y nos agarraron. La segunda caminamos cinco horas por Ciudad Juárez y la tercera fue por Piedras Negras, Coahuila. Mis abuelitos nos dijeron que si no cruzábamos moría el intento, así que empezamos una noche y terminamos 30 horas caminando por el desierto. Mi hermana estuvo a punto de fallecer porque se deshidrató, tengo aún muy clara esa historia”, hizo una pausa para tomar aire y contar cómo fue el reencuentro con sus papás.
“Apuntaban a una luz, nos decían: ‘llegamos a esa luz y ahí es’, cuando llegábamos nos faltaban otras, pero la motivación de ver a mis papás de nuevo era muy grande. Yo iba hasta adelante con los ‘coyotes’, iba firme, siempre con el deseo de ver a mis papás. Ahora que ya tengo familia entiendo la necesidad de mi madre de cruzar a sus hijos por la frontera. En ese tiempo no había celulares, si algo nos hubiera pasado jamás se hubiera enterado, fue un momento difícil y me dejó marcado para los momentos difíciles que he pasado".
El futbolista mexicano terminó su relato contando el momento que volvió a ver a sus padres, ya en la unión americana.
"Cuando llegamos abracé a mis papás, después de 30 horas, de varios intentos, fue algo bonito reencontramos con mis papás, ellos aún viven en Estados Unidos, mi hermana también y venirme a México fue difícil porque no podían venir para acá, no tenían papeles y los campeonatos que logramos me di cuenta que los sacrificios que hicieron valieron la pena”, concluyó.
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