Al ultimátum que el presidente del Paris Saint-Germain, Nasser Al-Khelaifi, lanzó a Kylian Mbappé, o renuevas o te vas, le falta un elemento clave: el factor coercitivo. El club no puede obligar al jugador a prolongar su contrato, pero tampoco puede imponer una salida del jugador que tiene firmado un año más con la entidad francesa. El mango de la sartén está en manos del futbolista, de 24 años, ídolo absoluto de la grada, que puede contemporizar o forzar la situación si considera que es lo que más le conviene, mientras que la capacidad de presión del club es relativa.
Sobre ese ambiente de hostilidad que se respira en el Parque de los Príncipes, el sitio francés RMC Sports informa este martes que una de las medidas del PSG para presionar a Mbappé a que tome una decisión, de una vez por todas, pasa por excluirlo de la gira del equipo por Japón.