- Pedro Canelo
- Enviado especial
- @jovennostalgico
Es difícil encontrarse con una frase para el balcón en una conferencia de prensa antes de un partido tan importante como la final de la Copa América. Pero el chileno Marcelo Díaz rompió el molde en esta tarde calurosa de Nueva Jersey. Sentado frente a una sala llena de periodistas de todo el planeta en el MetLife Stadium, el volante de la Roja no solo comentó que “se sentía rico” el momento que vive el equipo sureño sino que pronunció en voz alta el deseo de esta generación asombrosa que ante Argentina se jugará su segunda final continental consecutiva. “Queremos avanzar y ¿por qué no? pensar en ser campeones del mundo”. Hoy podrían vencer de nuevo al mejor del planeta (Messi), sería un interesante primer paso.
Puede sonar exagerado o hasta pretencioso lo que dijo Díaz aunque las estadísticas no están lejos de esta sana ilusión. Chile ya acumula su segunda final de Copa América. Equipos como España o Alemania llegaron a instancias finales de torneos continentales antes de ser campeones del mundo. Y no solo eso, si medimos rendimientos sostenidos en los últimos años, lo que ha hecho la Roja cobra legitimidad al ser un top 5 del ránking FIFA. El vecino país del sur está en la elite. Se nos ha alejado muchos kilómetros, así que cualquier comparación a estas alturas es una expresión letal de masoquismo.
“En Chile solo ha cambiado el técnico”, dicen muchos reporteros de este país con una sensación de abrumadora confianza. Saben que Juan Antonio Pizzi ha sabido darle continuidad a una máquina que solo necesitaba una sutil recarga de batería. Se mantiene la base de jugadores (nueve de la final ante Argentina repetirán en Estados Unidos), se mantiene el estilo de juego con elaboración y presión. Pasó el sofocón y ahora siguen disfrutando el serle fieles a la continuidad.
Pizzi fue inteligente al mover poco o casi nada. Chile en este 2016 no necesita reingenierías. En aquel proceso de Marcelo Bielsa no solo se formó un equipo competitivo sino que también se armó una fábrica de jugadores que sigue dando buenos dividendos. La Roja tiene universo para convocar. Siempre estarán los Bravo, Medel, Vidal o Sánchez; aunque si algo ocurre aparecerán los Silva, Puch o Fuenzalida. Es una selección potencia en Sudamérica que compite y que tiene una conocida propuesta de juego. Es un modelo de crecimiento que tenemos aquí muy cerca. No fue un milagro, solo una devoción por trabajar hacia un cambio.
Lo que dijo Marcelo Díaz puede hasta ser motivo de burla en otros países, seguro le importará muy poco. Ese es el chip que tienen instalados esos cracks que han consolidado un once estupendo y que pasará a la historia. Aceptemos esa diferencia ahora que la selección peruana vive una etapa de oportuna renovación. Mientras Chile tiene a una selección que quiere ser campeona del mundo, Perú aún se pelea contra sí mismo para llegar a un Mundial.